A todos nos gusta triunfar aunque hablar de ello pueda parece políticamente incorrecto porque se ha hecho un mal uso de la palabra. Triunfar no es ni más ni menos que conseguir aquello que nos hemos propuesto y por esta misma razón solo triunfan los que se proponen algo en la vida. Si has tenido la sensación de que tu vida es como un canto rodado arrastrado por una corriente o que está metida en un laberinto, te recomiendo la lectura de este post, lo he escrito expresamente para ti.
Las buenas cosas nunca vienen por casualidad. Para ponernos en la senda del éxito necesitamos una marca personal fuerte y hemos de estar convencidos de tres cosas básicas:
- Nuestra vida es responsabilidad única y exclusivamente nuestra.
- Para navegar a buen puerto hemos de fijar el rumbo y conocer el puerto. Necesitamos tener metas y comprometernos hasta el tuétano para conseguirlas.
- Las cosas malas, aquellas que nos separan del camino que nos hemos propuesto recorrer, llegarán alguna vez y nos hemos de preparar desde el principio para que cuando esto suceda sepamos actuar de manera positiva para mantener viva la luz de nuestras metas y no perder el rumbo.

En nuestros cursos de marca personal recomendamos pasar el filtro SMART para saber si unos objetivos están claramente definidos y para ello verificamos que sean específicos, mesurables, alcanzables, realistas y temporalmente definidos, con plazos fijados.
Y con ello ya estamos preparados para conseguir lo que queramos.
¿Te quieres poner en marcha hacia tu éxito? Cuenta con nosotros.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Es un poco o un bastante terrible, tener fuerza e inteligencia, y no poder fijar el rumbo con certeza. Es decir, suena muy bien eso de que elijas el rumbo hacia el puerto que deseas dirigirte, ese no es realmente el problema y lo digo con toda sinceridad, y hasta con pena. Pero mi problema, y he de confesar que lo que mas pena me da, es que soy una persona de 51 y que aún me cuesta trabajo ver y definir con certeza el punto al que me quiero dirigir. Sí, sé exactamente que quiero triunfar, que quiero ser feliz, que quiero ser quien dirija mi destino; y así lo hago. Pero a veces se necesita ayuda.
Muy buena reflexión la que se propone en el post. Ciertamente, sin meta, todo esfuerzo que se haga suele ser vano. Digo suele, porque el azar sí interviene en algunos casos, pero es eso, azar, algo desligado de la actividad de nosotros mismos.
Aún es más cierto que en la vida van surgiendo obstáculos en el camino. Unos fáciles de salvar, en tanto que requieren tan sólo una decisión -y puesta en práctica de la misma- que no trasciende del problema en sí. Otros pueden ser harto más comprometedores, al vincularnos emocionalmente con el problema o su resolución. En estos casos, tras reconsiderar el objetivo propuesto, y hallarlo conforme a lo que de verdad queremos de nuestra vida, hacia adelante, hasta las últimas consecuencias.
La vida de cada uno es preciosa porque es suya, y la renuncia a la misma ni es un acto de generosidad -pregúntesenlo a cualquier psicólogo-, ni brinda verdadero apoyo, porque más pronto o más tarde surge el reproche, ese condenado pendenciero que nos indispone con los seres por quienes vivimos cuando no tenemos vida propia.
Nietzsche estuvo sublime cuando dijo que «aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los ‘cómos'»