En menos de año y medio en mi familia hemos enterrado a tres seres queridos, mi padre, mi suegra y mi madre. Hasta que de una forma u otra no perdemos un ser querido no nos damos cuenta de lo importantes que son para nosotros las personas que queremos.
Yo tengo muy claro que necesito a los demás para crecer y sentirme pleno, para compartir los buenos y malos momentos y estando a su lado para acompañarles en su crecimiento y celebrar sus momentos de plenitud.
Mi familia, mis amigos y también el resto de personas que me rodean son uno de los pilares en los que me apoyo y de este modo se convierten, sin que ellos lo sepan, en uno de los pilares de mi marca personal.

En las sesiones con mis clientes siempre acabamos profundizando las relaciones con la familia, los amigos, los colegas, los conocidos, los otros miembros del club o la asociación, los compañeros de universidad o la propia pareja. Al final muchos de los temas que surgen en nuestras sesiones de trabajo tienen en su origen el hecho de que no estamos solos y de que las relaciones no son siempre precisamente fáciles. Vamos a dedicar a los demás nuestro tercer chequeo.
El primer punto a chequear es el respeto. Respetar a nuestros semejantes es ser conscientes de su complejidad y de su singularidad, es dejarles crecer y realizarse y estar atentos a sus necesidades y también a sus metas.
El respeto requiere aquel nivel de madurez que nos aleja de la posesión, necesitamos haber tomado consciencia de que somos autónomos, de que no necesitamos imperativamente a los demás para actuar y saber detectar que podemos vibrar de manera acompasada y simultánea con otras personas.
Pensemos en nuestras relaciones y seamos sinceros.
Vayamos al segundo punto que se inicia cuando las cosas no van o no han ido bien, nos han herido o por lo menos así lo hemos sentido, nos han traicionado y el mundo se ha hundido a nuestros pies. Pasado el cabreo inicial, que en mi caso considero positivo y liberador, podemos tomar dos actitudes, seguir en estado de enfado y ofensa o iniciar una toma de distancia para seguir caminando dejando de lado nuestro papel de víctima y a esta última postura solemos llamarla perdonar.
Perdonar no es simplemente olvidar, es aceptar y reconocer el mal que nos han hecho para recrear la relación con la persona que nos ha lastimado. Recrear es volver a empezar haciendo borrón y cuenta nueva mirando al otro con ojos renovados y aceptando nuestra parte de responsabilidad. De esta manera el perdón es un hecho liberador y nos da un impulso en nuestro recorrido.
Perdonar no es sencillo y requiere una cierta práctica. Empecemos por perdonarnos a nosotros mismos cuando nos hacemos daño, hagamos borrón y cuenta nueva y así seremos capaces de hacerlo con los demás.
¿Tenemos el borrador a punto o todavía no lo hemos incorporado a nuestra caja de herramientas?
Y cuando no estamos solos ¿qué hacemos? Si ya hemos tomado consciencia y aceptado que necesitamos a los demás ¿cómo estamos con ellos? Es nuestra relación mono direccional o por el contrario damos y recibimos. El tercer punto de chequeo lo dedicaremos al compartir.
Nuestra pareja, los amigos, los hijos, lo otros miembros de nuestra familia ocupan un lugar importante en nuestras vidas, necesitamos su contacto, su apoyo, su afecto y de este modo nos sentimos útiles. Lo mismo pasa con los compañeros de trabajo y con los otros miembros de la colectividad. En el intercambio de afectos, opiniones, proyectos, afinidades nuestra vida cobra una nueva dimensión.
Compartir requiere dedicación que es poner a disposición de los demás nuestro tiempo.
Manifestar los sentimientos a las personas que queremos también es compartir.
y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos
¿Damos y recibimos de manera equilibrada? ¿Somos capaces de dar sin sentirnos desposeídos? ¿Aceptamos recibir sin sentirnos usurpadores? ¿Nos atrevemos a pedir? o ¿quizás es más fácil dar porque preserva mejor nuestra intimidad? ¿Abrimos nuestro corazón del mismo modo que queremos que los demás nos abran el suyo?
Para acabar quiero compartir un poema que resume de manera muy clara y directa lo que significa para mí amar.
Te Quiero de Mario Benedetti
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
Gracias por haber llegado hasta aquí. Te espero en el siguiente chequeo.
Por cierto! En nombre de todo el equipo de soymimarca, FELIZ AÑO NUEVO!!
Jordi Collell / Personal Branding Coach / soymimarca
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Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Fantástico, o mucho mejor que eso.
Codo a codo somos mucho más que dos…muy grande Benedetti!
Me ha gustado. ¿Por que complicamos tanto las cosas?, cuando es mucho más sencillo hacerlas fáciles.
Por qué nos ponemos, nos ponen tantas barreras……
Feliz Año
Salud