Golda Meir, la Ydishe Mame de Israel
Si hoy Golda Meir levantara la cabeza y viera la guerra en Ucrania quizás volvería a sentir «Demasiado frío fuera, demasiado vacío dentro». Esto es, en palabras suyas, lo que vivía cada día la niña Golda Mabovitch, nacida en 1898 en el seno de una muy humilde família judía, en una Kiev acosada por el inclemente imperialismo ruso. La penúltima de ocho hermanos, cinco de ellos muertos prematuramente, Golda forjó su carácter valiente, obstinado, trabajador, fuerte, nacionalista y feminista en el hambre, el frío y la miseria de su infancia en Kiev junto a su madre y sus dos hermanas.
Su firma nos muestra la dureza – casi intransigencia – y a la vez la determinación de una personalidad carismática, que le valió, mucho antes que a Margaret Tatcher, el alias de «dama de hierro» pero también el de «Madre de Israel» (Ydishe Mame) y le llevó a ser la tercera mujer en el mundo en alcanzar el cargo de Primer Ministro de un país.
De Golda Meir, Ben Gurión, Primer Ministro antes que ella, dijo irónicamente que era «el único hombre de su Gabinete». En todo caso, su biografía es la historia de una determinación: que ningún niño judío más tuviera que huir ni pasar las calamidades que ella vivió. De ahí un esforzado currículo originado en Kiev pero forjado en Milwaukee y Denver (EUA), donde emigró y se formó como docente, sindicalista y sionista, y ya en Tel-Aviv, donde viajó junto con su marido, el pintor Morris Meyerson, y fue una de las veinticinco firmas de la proclamación del estado independiente de Israel, el 14 de mayo de 1948.
Brillante oradora, política, diplomática, ministra y estadista, la que fue cuarta Primer Ministra de Israel tuvo que afrontar duras crisis en su gobierno. Los ataques terroristas palestinos de 1972, que tuvieron su máxima expresión en el secuestro y asesinato de once atletas judíos durante los Juegos Olímpicos de Munic, y sobre todo la guerra del Yom Kipur, que tomó a una todavía inexperta Golda Meir como Primera Ministra totalmente desprevenida, marcaron un mandato brillante pero a la vez contradictorio, que en todo caso le valió su consagración como madre del estado judío.
Periodista y politóloga. Dircom de instituciones públicas y privadas. Comunicación corporativa, marketing de contenidos, Comunicación política, Social Media
La verdad es que parece que la humanidad no está aprendiendo nada de su pasado y de su historia. Que no hay continente en el que no haya conflictos y/o problemas. Es una pena que la humanidad no consiga solucionar sus problemas de otra forma.