Ella no es Madonna, pero tiene marca

Estos días hablo mucho de marca personal, qué le vamos  hacer. Hablo con una mujer, una excelente mujer. Luchadora, tenaz, persistente… y hablamos de marca personal.

Ella me dice que si hay que ser Rita Hayworth, Carolina Herrera o Pilar Bardem para ser una marca. Yo le digo que no, que no hay que confundir famosa y marca personal.

El famoso o la famosa tiene marca por castigo, se la ponen los demás. Se limita a actuar, a posar o a sonreir, sin embargo puede ser muñeco, alguien que interpreta un personaje ajeno a su propia existencia, un papel asignado por los medios, los fotógrafos, los biógrafos o quién sabe quién.

Muchas han sido víctimas de su propio papel, pobre Norma Jean, ensombrecida y secuestrada por ese montaje llamado Marilyn. Y pobre de Withney Houston, viviendo a lomos del caballo de la muerte incapaz de sobreponerse a la presión de ser quien es, y tantas y tantos Elvis o Virginia Wolf atrapados en una personalidad ajena. Creo que nunca sabremos la marca que eran, ya que juzgarlos por su legado me parece algo superficial.

La marca personal es más fácil, y también más discreta. Nos rodea, la conocemos, está junto a nosotros y a veces no la vemos. Hay muchas pero hay que conocerlas. Pasa el tiempo y ahí sigue, pertinente en su camino, obstinada en llegar a su meta. Tiene valores, y todos los conocemos, es coherente, amistosa y divertida. Todos quieren estar con ella, por algo será.

Y tú me lo preguntas, cariño. Marca personal eres tú.

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