Cuando empoderar aumenta los beneficios, por @jordicollell

Hace tiempo que no oigo hablar sobre “empoderar”, palabra tan en boga hace algunos años. Nos referíamos al proceso por el que se otorgaba “poder” a los empleados para que tomaran decisiones sobre la organización del trabajo y el uso de los recursos. Dicho así suena ya un poco cursi o pasado de moda, pero sigue teniendo una rabiosa actualidad.

Desde que no hemos tenido más remedio que cambiar el paradigma y asumir que el trabajo fijo ya no es más que una tendencia atávica, el que los empleados actúen como profesionales independientes, tomen sus propias decisiones, se busquen sus propios clientes internos y externos y promuevan, por la cuenta que les tiene su propia marca y  la de la compañía es una realidad imparable.

¿En que consiste en empoderar a los empleados?

En primer lugar, en permitirles y darles las herramientas para que siendo parte de la compañía encuentren su propio camino profesional.  Es lo que podríamos llamar empoderamiento emocional, que consiste en:

Empoderamiento emocional

Conocerse mejor para poder descubrir y desarrollar:

  • Sus propias competencias y talentos personales y profesionales y ponerlos al servicio de la organización.
  • Lo que le da sentido y sus propios principios, para que puestos en comparación con los de la compañía pueda integrarlos y hacerlos propios.
  • Sus propias metas profesionales, y estructurarlas de modo que tengan sentido dentro de la empresa y pueda ir encontrando su lugar y crecer para así hacer crecer a la propia empresa.
  • Su capacidad para la toma de decisiones independiente. Es el “click” que le convierte de empleado a colaborador autónomo.
  • La asunción de sus propias decisiones y medir de este modo el impacto de las mismas en el día a día.

Empoderamiento organizacional

En segundo lugar dar la oportunidad y los medios para influir en el entorno de trabajo de la organización. Se trata de un empoderamiento organizacional que pasa por:

  • Tener empleados que actúen con total autonomía
  • Capacidad de decisión en la organización del trabajo de manera que se midan sus resultados y su calidad y no la cantidad.
  • Impulso de la organización transversal dejando de lado las jerarquías clásicas y favoreciendo la comunicación funcional necesaria en cada momento de un proyecto
  • Trabajo por proyectos de lo que cada participante se sienta parte y no como un eslabón aislado de una cadena anónima.
  • Capacidad de comunicación a todos los niveles de la organización, impulsando diálogos tanto profesionales como de intereses personales dentro del marco de la misión y visión de la compañía.
  • Poder convertirse en portavoces y prescriptores de la empresa en cada oportunidad que se presente.

Empoderamiento del logro

En tercer lugar impulsar la igualdad de oportunidades. Es el empoderamiento del logro por encima del favoritismo y que entre otras cosa promueve:

  • Igualdad de género a todos los niveles. A igual trabajo, igual salario tiene que dejar de ser un tópico para convertirse en una realidad así como la igualdad de oportunidades en los puestos de responsabilidad tiene que ser la tónica normal y en los tiempos que corren, lamentablemente no lo es.
  • Facilitar el acceso a la formación y no poner trabas a que los colaboradores puedan formarse tanto a cargo del presupuesto de la organización como de los particulares.
  • Permitir la libre comunicación de las habilidades y talentos para que puedan ser tenidos en cuenta en el momento en que sean necesarios.

En definitiva empoderar a los “empleados” es impulsar la gestión de su marca personal tanto dentro como fuera de la organización para que sean buenos profesionales, independientes, capaces de tomar sus propias decisiones y llevar el nombre y la marca de la compañía tan lejos como les permita su imaginación.

¿Sigue estando o no de moda el empoderamiento?

Desde Soymimarca hemos desarrollado programas específicos para que sea una realidad.

Imagen: Kilian Jornet. Fuente: Google Creative Commons Search

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