¿Es posible dejar marca en cualquier momento? Hace ya algunos años y desde este mismo blog escribía sobre los instantes de marca personal. Fue a raíz de la desaparición de la actriz Maria Schneider y de los recuerdos que su película más emblemática me me provocó.
Decía en el artículo que la vida es un cúmulo de instantes, de momentos singulares que nos hacen únicos e irrepetibles y que detrás cada situación por adocenada que pueda parecer hay siempre un instante sublime que nos pertenece y que nada ni nadie nos puede arrebatar. Si somos capaces de contarlos en primera persona, si nos atrevemos a transmitir realmente lo que somos, si de estos momentos de sencillez personal conseguimos proyectar su imagen al mundo dejarán el anonimato y habremos creado nuestro momento de marca.
La semana pasada leía un artículo del periodista Xavier Antich en el que hablaba de la magia inesperada de los acontecimientos y me recordaba estos momentos especiales de marca personal. Decía Antich que no hace falta ser un filósofo para reconocer que sólo algunas veces la presencia inesperada de un acontecimiento ha cambiado el curso de lo que habíamos sido hasta entonces dirigiéndonos, sin que seamos capaces de saber muy bien por qué hacia horizontes que, nunca , quizás, habíamos previsto.
Instantes de marca y acontecimientos son cosas distintas, todas dejan huella en nosotros y en el corazón de los demás pero tienen un fondo diferencial.
Un acontecimiento puede convertirse en un momento de marca o no. El acontecimiento es previo y depende de cómo dejemos que influya en nuestra vida será simplemente un punto más a conectar para poder tener una visión de nuestro relato o algo distinto.
Esta semana el mismo autor nos habla de la extraña virtud de la perseverancia y se pregunta ¿cómo no podemos sentiros subyugados delante de la fascinación que provoca la velocidad vertiginosa de las cosas que nos pasan por delante? Y ¿cómo nos podemos mantener y durar en medio de todos los cambios del mundo y de nuestra vida?
Coincido con Antich en que vivimos en un mundo orientado al corto plazo, pretendemos vivir la intensidad de los instantes y de los acontecimientos como si de ellos dependiera la vida entera sin ser conscientes de su absoluta levedad e inanidad a medio plazo. Vemos algo o alguien que nos gusta y somos capaces de desmontar nuestra vida por esta magia inesperada del acontecimiento. Lo mismo nos pasa con nuestro trabajo o con nuestras aficiones. Somos muy sensibles a los cantos de sirena que al único lugar dónde nos llevan es a chocar contra los escollos que acaban hundiendo la nave.
Abandonar, quemar las naves y huir son acciones siempre posibles en primera instancia. Es la opción fácil. Si algo no me gusta o descubro algo nuevo más fascinante me volcó de lleno en la novedad y a vivir la vida que puede durar poco.
La perseverancia es una virtud de la marca personal y va asociada con la fidelidad a nuestros principios: Ya lo contábamos Guillem Recolons y yo, hace algunos años, en una serie de artículos sobre el arte de invertir en ti en los que decíamos que son actitudes creativas y van ligadas con el esfuerzo que es opuesto a la inmediatez.
Para convertir un acontecimiento en un instante de marca hay que pasarlo por el tamiz de los valores porque en caso contrario estaremos fabricando un artefacto. Y una marca personal no es en ningún caso un artefacto porque este último no tiene nada de sublime y no deja huella.
Imagen: Wikimedia Commons
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.