Hablamos con mucha frecuencia sobre saber decir no. En cualquier manual de autoayuda o de gestión del tiempo sale la consabida frase y es que sucede que de tanto decir si perdemos la esencia, la capacidad de profundizar en nuestro trabajo y, lo que es muy importante, nos acaba faltando tiempo. Y al final nos angustiamos, sufrimos por no llegar a todos y vivimos un estrés negativo que no nos deja vivir.
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Reputación
Esta es la parte fácil del “saber decir no” y esto que de por si es difícil porque nos hace sentir culpables de muchas cosas desde no estar a la altura hasta de no querer echar una mano. Y nos hace temer por nuestra reputación y de que se resienta nuestra marca personal. Pero al final practicando de manera rutinaria acabamos incorporándolo a nuestros hábitos nos acaba saliendo de manera natural y amable.
Lo que realmente cuesta , lo que es duro , es decirse no a uno mismo, es marcarse los propios límites.
Compromiso
A lo largo de nuestra vida tomamos diversos compromisos, algunos con cariz definitorio, que impregnan nuestra marca personal y otros definitivos ya que la voluntad es que se mantengan a lo largo de toda la vida por su importancia, su transcendencia o porque implican a otras personas que también participan del mismo.
El día a día nos abre la puerta a las situaciones y a las personas más diversas. En muchas ocasiones descubrimos que algo que hasta aquel momento no habíamos conocido ni sentido nos llena el estómago de luz y nos pone de patas para arriba nuestra existencia. Y tenemos la sensación de que si no seguimos el camino que se nos abre habremos perdido una ocasión fundamental para nuestra vida que lamentaremos en el futuro. Y no queremos que esto pase.
Los libros de autoayuda acostumbran a decir que vivamos de acuerdo con lo que sentimos, con lo que nos mueve en el momento porque forma parte de las señales que el Universo nos pone a nuestro alcance y señales de tan alto vuelo no pueden ser desoídas ni desaprovechadas.
Flujo
Tienes que vivir el presente, déjate fluir o lo lamentarás
Pasa con personas de las que quedamos prendadas y nos dan un vuelco a la vida poniendo en contradicción nuestro pasado y nuestro presente y también pasa con organizaciones que a cambio de una mejora salarial nos pueden hacer abandonar el recorrido de nuestra carrera. Tienes que vivir el presente, déjate fluir o lo lamentarás. También puede venir por la necesidad, en un momento dado, de dar un giro a nuestra vida, de vivir de manera diferente y nos hace plantear quemar las naves y emprender una nueva singladura rompiendo con los que hasta este momento han sido nuestro puntal y nuestro referente.
¿Qué pasa con nuestra marca personal frente a este tipo de situaciones?
Somos seres sociales y lo que impregna nuestra marca es la relación con los demás. Ya he dicho en repetidas ocasiones que sin alteridad el concepto identidad carecería de sentido. Nuestra marca viene enriquecida por la toma de consciencia de que somos agentes del cambio a través de un proyecto personal que nos hace transcendentes porque va más allá de nosotros, de nuestro propio yo y por ello de nuestras sentimientos y deseos inmediatos.
Es distintivo para nuestra marca personal el mantener la fidelidad a las personas y a los compromisos adquiridos más allá de los cantos de sirena que nos impulsan a abandonar y a los saltos hacia delante.
Si abandonamos a las personas que hasta hace poco han sido queridas, si desoímos un ruego de un amigo porque no está en línea con lo que sentimos o nos apartamos de un proyecto porque hemos encontrado otro más excitante estamos poniendo en jaque y mate a nuestro proyecto y a la esencia de nuestra marca.
Si nuestra marca ha sido coherente con nuestros principios los compromisos tomados hasta el momento también lo han sido y antes de romperlos hemos pensarlo dos veces por el daño que nos podemos ocasionar y por el que podemos ocasionar a los demás. Aunque digamos que lo tomamos para ser felices porque la felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino llevar a término aquello que le da sentido y no no puede ser en ningún caso producto de un impulso. Es una cuestión de límites.
¿Cuántos “no” ha cosechado tu marca personal?
Imagen: Unsplash
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Hola Jordi, gracias por el post. ¿Para ser feliz, hay que marcarse una estrategia, planificar y ejecutar según lo previsto por ti mismo? ¿Qué hacemos con las circunstancias que nos rodean? A veces tenemos que decir si, porque no hay más remedio, aun a sabiendas de que nos apartamos un poco de nuestro ideal o, entender que es un momento en el que coges un desvío para volver luego a tu camino.
Un abrazo
Sylvie
Hola Sylvie y gracias a ti por leer el post.
La vida no es una linea recta y tienes razón a veces tenemos que dar rodeos. Pero estos rodeos encajan perfectamente con lo que he querido contar en mi post. Cuando tenemos claro que estamos dando un rodeo, de hecho, ya estamos corrigiendo el rumbo.
Lo que para mi es más preocupante es que no seamos fieles a los compromisos con nosotros mismos y con las personas que nos rodean. Vivimos momentos de un falso personalismo, del vivir al día y de no tener en cuenta principios básicos como el amor, la fidelidad, la lealtad y hasta la responsabilidad. No todo vale ynactuando pensando «solo» en nosotros nos puede llevar a tomar decisiones placenteras a corto plazo pero carentes de sentido y a más a más provocar dolor innecesario. Porque somos seres sociales hemos de tener en cuenta el entorno cuando tomamos decisiones aunque algunas veces nos hagan renunciar, decirnos este no. La renuncia es una fuente de crecimiento personal.
Otro abrazo,
Jordi Collell