A parte de querer ser un título que atraiga a la lectura de este post, la intención del mismo es situarnos en la necesidad de trabajar una estrategia de Employer Branding honesta, verídica y comprobable.
Sabemos por la publicidad que “La prueba del algodón” es el examen final del producto. Es la prueba fehaciente de que aquello que nos han prometido funciona. En el Employer Branding también tenemos “nuestra prueba del algodón”.
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La estrategia
El Employer Branding es un trabajo del día a día que busca, entre otros, posicionar a la empresa como un buen lugar donde trabajar. Para ello se destinan recursos económicos (aunque no son imprescindibles) y humanos. El resultado que se obtiene acostumbra a ser la imagen de una empresa atractiva para aplicar en ella.
La buena comunicación de la PVE (propuesta de valor al empleado) se torna básica, tanto en canales online como offine. Con profesionalidad, creatividad y con algo de presupuesto se consigue llegar a nuestro público objetivo (trabajadores actuales y talento externo al que queremos atraer).
“El algodón no engaña”. Los empleados tampoco
¿Qué pensarías de un producto que te promete unos resultados y te defrauda? Posiblemente no volverías a comprarlo y quizás dudarías en un futuro de los mensajes que recibieras de la marca.
Lo mismo ocurre cuando en una estrategia de Employer Branding se comunica una imagen irreal y maquillada de la compañía con el objetivo de hacer ver que se es algo que no se es. Temprano, o más temprano aún, se acaba sabiendo la verdad y entonces el resultado es nefasto para la credibilidad de la compañía, tanto a nivel marca empleadora como incluso a nivel corporativo.
Los empleados son nuestro “algodón”. Son la fuente más creíble de lo que realmente pasa en nuestra compañía. Es imprescindible que ellos vivan en su día a día lo que en la comunicación se cuenta.
Si es así, los profesionales se sentirán identificados, certificarán el mensaje y hasta podrán llegar a ser promotores de nuevas comunicaciones entre sus contactos. Como consecuencia directa la campaña de Employer Branding se verá incrementada exponencialmente y el presupuesto y esfuerzos iniciales tendrán un alcance casi inmensurable.
Si por lo contrario, nuestro equipo humano no certifica o desmiente proactivamente el mensaje de “buen empleador”, la compañía generará dudas y su mensaje quedará en entredicho. Revertir esa mala imagen cuesta mucho tiempo y posiblemente bastante más dinero del que se invirtió en el “maquillaje” de la imagen empresarial.
El embajador de marca interno
¿Quién mejor para certificar lo que pasa en nuestra empresa que sus mismos integrantes?. Saber reconocer a nuestros embajadores, enamorarlos y acompañarlos para que se sumen a nuestro mensaje es una de las mejores inversiones en la estrategia de Employer Branding.
Ser honestos acerca de lo que somos como compañía, incluso asumiendo nuestras áreas de mejora nos hará ser más creíbles ante los profesionales que necesitamos y ante nuestro consumidor.
Imagen de Rudy and Peter Skitterians en Pixabay