La triste estupidez de perderse por el camino

¿Quién no quiere tener éxito en la vida? Preguntemos a nuestro alrededor y veremos que muy pocos responden que para ellos el éxito no es relevante. Tener éxito es el motor que impulsa la vida de las personas y que al mismo tiempo las sume

éxito y fracaso from embercarriers.com / creativecommons

en la incertidumbre por saber cuando llegará. Las presiones sociales y personales empujan a tener resultados de manera rápida, si no inmediata, y mientras estos no llegan aumenta la sensación de que se está perdiendo el tiempo y que se avanza en un tortuoso camino hacia ninguna parte. Al final del trayecto el éxito viene definido por haber alcanzado los objetivos que cada cual se ha fijado y tener un lugar en el corazón de los que nos rodean. Sentirse bien en la propia piel , ser conocido, reconocido, relevante y elegido son los pilares que, salvo algunas excepciones, sustentan una vida de éxito.

La vida es afortunadamente un trayecto largo y el éxito final es la suma de muchos éxitos parciales.

Y como no controlamos, también afortunadamente, cuándo vamos a llegar a la parada final es recomendable ir siendo conscientes de que la dirección y el sentido que estamos tomando nos permiten disfrutar del viaje y salir más ricos y más fuertes de cada estación en la que nos apeamos, a sabiendas de que algunos apeaderos nos harán volver subir al tren con las manos vacías.

Gestionar la huella que vamos dejando en cada una de las etapas que vivimos nos ayuda a saber si estamos siguiendo el camino correcto o hemos de hacer modificaciones en el itinerario. Trabajar la marca personal es siempre y en cualquier caso una garantía de éxito porque permite un enfoque completo de la vida, las relaciones con los que nos rodean y el legado que queremos dejar.

El éxito de una marca personal es el legado que va dejando a lo largo de su existencia, lo que los demás dicen de nosotros cuando no estamos o cuando ya no estamos, con permiso de Jeff Bezos.

La visión de conjunto, saber el territorio que estamos recorriendo y un mapa que lo represente adecuadamente es imprescindible para ponerse en marcha. El territorio somos nosotros y nuestros proyectos en bruto, pensando en grande y teniendo muy presente aquello que nos hace diferentes y únicos. Es el autoconocimiento del que tanto hablamos en marca personal y sin el cual nuestro viaje está en manos de cualquiera menos en las que debe estar, las nuestras.

Definir el itinerario, saber cómo explicarnos y cómo explicar a los demás el motivo de nuestro viaje, decidir a dónde queremos llegar y dónde queremos que los demás nos sitúen nos permite ir valorando si las etapas, estaciones y apeaderos por los que vamos pasando nos acercan o nos alejan del destino que nos hemos propuesto. Es la estrategia de la marca personal sin la cual, aun sabiendo hacia dónde queremos ir, podremos acabar en un laberinto.

Dar a conocer que estamos en camino, explicar y que los otros sepan que nuestro viaje tiene sentido porque vamos a ayudarles y a cambiar el mundo. Que lo sepan porque si no lo saben no podrán hablar de nosotros cuando no estemos y no seremos conocidos, reconocidos, relevantes y elegidos. Si hacemos el viaje escondidos en un vagón de carga aunque lleguemos a destino habremos perdido la gran oportunidad de compartir. Por esto decimos que una marca personal que no es visible no es marca. Sin visibilidad el éxito será a medias.

Si lo que acabas de leer te da que pensar no te quedes con los brazos cruzados porque el éxito es para los que se mueven, seria una triste estupidez.

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