Marca Mujer: De la no igualdad a la no imagen

En este mes de marzo, tan significativo para la Marca Personal de la Mujer, me / te pregunto: 

¿Nos tiene encarceladas, la imagen, a las mujeres? 

Esto escribía Naomi Wolf, en su famoso ensayo de los 90: “El mito de la Belleza”: 

Muchas se avergüenzan de admitir que preocupaciones tan triviales como la apariencia física, el cuerpo, el rostro, el cabello y la ropa, tienen tanta importancia

Naomi Wolf

Yolanda Domínguez lo justifica en 2021, con su libro “Maldito Estereotipo”:

Los medios y las imágenes han dejado de ser herramientas para convertirse en nuestro hábitat natural (…) están por todas partes, por eso es fundamental conocer los mecanismos con los que operan y de qué manera nos afectan

Yolanda Domínguez

Primer intento de liberación: el pantalón 

Fue hace más de 170 años, mucho antes de que las mujeres salieran a trabajar fuera de casa, a causa de que los hombres iban a la guerra, cuando las primeras feministas, como Amelia Bloomer, se rebelaron contra los estereotipos femeninos, que les obligaban a las incomodidades del vestuario femenino, propusieron el pantalón bombacho con una sobrefalda.  

La noticia tomó tanta relevancia, que estas grandes luchadoras desecharon la iniciativa, para poner toda su energía en lograr el derecho de la mujer al voto.

No mucho después de que los vestidos, dejaran de pesar más de 10 kilos, llegó la moda de las cinturas estrechas, lo que hizo necesarias las fajas de cuerpo entero, que apenas dejaban respirar e impedían que la sangre fluyera bien. Se normalizó el resultado: “las mujeres son propensas a tener varices”… así de sencillo.

Copiando la Imagen de Marca Personal masculina

Poco a poco fue apareciendo la mujer en las empresas, y nació el vestuario profesional femenino: una copia del masculino: con pocas curvas y del color blanco al negro, incluyendo toda la gama de grises. Así entraron las primeras mujeres en el todopoderoso mundo de la toma de decisiones, sin que sus atributos femeninos fueran muy evidentes.

Nunca una copia superó al original”, escucho decir a mi colega Carolle Partington, especialista en estilismo de vestuario… quizás fue por eso que nos fuimos al lado contrario.

La no igualdad: el comienzo

La Imagen Profesional de la mujer comenzó a “feminizarse”. Se acortaron las faldas y llegaron los tacones altos (“normalizando” entre nosotras, los dolores de cervicales y lumbares)… y el tinte del cabello… y el maquillaje… y desmaquillarse… y cremas para cada zona de la piel… y el «prêt-à-porter»…  Y los complementos… y la depilación…  Y estar delgada… y la cirugía estética, que entre sus funciones, tiene la de quitar las «arrugas»  (líneas de expresión de nuestras facciones, el mapa de la vida).

Las mujeres nos convertimos en el «público diana». A nosotras, tan visuales, nos llenaron el paisaje de imágenes de mujeres supuestamente perfectas. De «malditos estereotipos», donde las canas, los michelines, o las arrugas no existían… ni existen.

Esas imágenes, nada naturales, se nos instalan en la mente como “lo normal”, por pura repetición. 

Son muchas las mujeres que armamos, una parte o el total de nuestra “Imagen de Marca Personal”: color de cabello, estilo de peinado, de maquillaje, de vestuario, complementos, etc., “eligiendo” de entre las imágenes que vemos continuamente en la prensa rosa, la televisión, publicidad de las calles. Y asumimos que es “lo que se lleva”. Porque lo llevan modelos y “celebrities” pagadas para ello.

La no imagen: el antídoto

El título de este post, que es parte del nombre de mi primer libro.  

Recuerdo que mis alumnas, altas directivas y estudiantes del máster en liderazgo femenino, comentaban en clase que les causaba una gran inseguridad no haber ido a la peluquería, a peinarse o a teñirse las raíces del cabello, cuando tenían que asistir a reuniones importantes. 

La mayoría de estas mujeres, que se definían con poco tiempo para disfrutar de sus hijos, hacer actividad física o pasar tiempo a solas con su pareja. Me comentaban, en privado, que dedicaban muchísimo tiempo en ponerse las cremas, depilarse, maquillarse, desmaquillarse, plancharse el cabello o mojarlo cada mañana y ponerse plisante, en ir cada semana a la peluquería… 

Cuando acabamos el proceso de entrenamiento de la mirada y los hábitos, la vida, en ese sentido, les cambió. Y nació el eslogan “María y su para qué” :).

Todavía recibo palabras de agradecimiento por, nunca mejor dicho, “abrirles los ojos”. El antídoto contra los estereotipos.

Atención: del mismo modo que se nos instalan en la mente, estereotipos lanzados por la publicidad, revistas, etc., a menudo nos influyen imágenes (mayormente recuerdos de épocas nuestras, anteriores) que yo llamo “anti-estereotipos”, que nos alejan de la eficacia de envolver nuestro talento con la «no imagen». O lo que es lo mismo: la armonía de cada parte con el resto, su nombre: la Proporción Áurea aplicada, sin exageraciones, ni uniformes, ni modas… eso que le añade aún más brillo a la Marca Personal y hace que nada llame más la atención que tu talento.

Imagen estratégica: elegir lo útil, bello y bueno… para nuestro objetivo

La utilidad y la bondad de las cosas, como reza en este extracto que saco del primer capítulo de mi libro: Las bases de la Imagen Personal. Puedes descargarte el primer capítulo aquí

<<… ya Sócrates hablaba sobre la teoría de “la belleza funcional”. Si trasladamos al vestuario sus palabras, podríamos afirmar que hizo, hace 2.500 años, la primera alusión a la “imagen estratégica” uniendo bondad y belleza en los elementos que utilizamos: “Todas las cosas que sirven a las personas son bellas y buenas en tanto que son objeto de buen uso”.>>

La experiencia estética… y consciente

Señalaba mi compañera y neurocientífica, Sandra Borioni (con quien trabajo este entrenamiento, mediante la Neuroestética): << la neurobiología de la experiencia estética es una habilidad primordialmente humana>>.

Hay un modo de asegurarnos unir, a esta habilidad, otra característica del ser humano: la mirada consciente: entrenándola. ¿Cómo? Poniendo atención a la respiración, para que nos dé tiempo a razonar cualquier elección y disminuir la influencia de los estereotipos.

Así lograremos tener, la “Experiencia Estética” que nos recomendaba el gran filósofo Kant

“para vivir dicha experiencia, es preciso un desinterés hacia el objeto, un desprendimiento”

O lo que es lo mismo: “mirar alejándonos emocionalmente”.  Mirar “viendo” y deduciendo si es útil para tu objetivo en cada circunstancia. 

La puesta en práctica del antídoto 

María A. Sánchez
María A. Sánchez

Vayamos al proceso del entrenamiento de la mirada… en 3 pasos, uno por semana. Es importante que abras un espacio para guardar imágenes y notas.

Primera semana: mira muchas imágenes de mujeres. A tu alrededor, de revistas, internet, lo que desees. Sin juicio de valor. 

  • Obsérvalas con detalle. Líneas, volúmenes, colores en cabello, vestuario, complementos..
  • El cuello de la ropa, cómo se asienta en el pecho, en los hombros, en la cintura…
  • Imagina a dónde se dirigen estas mujeres y a qué se dedican. 
  • Toma notas de los detalles que te han hecho creer eso.

Segunda semana: selecciona mujeres que te parezcan felices y de éxito. De las imágenes anteriores o nuevas, y haz lo mismo que la actividad anterior: toma notas de lo que te aha hecho pensar que son felices y tienen éxito.

Tercera semana: vuelve el foco hacia ti. Elige los peinados que consideres más profesionales  que lleves más cómodos. Saca la ropa «profesional» de tu armario. Fotografíala, por ejemplo, extendida sobre la cama. Y te animo a que te fotografíes con los distintos conjuntos… El fin es analizar las imágenes, del mismo modo que has hecho con tus referentes: líneas, volúmenes, colores en cada pequeña parte de tu presencia.

¿Y… sabes? Tengo un regalo para ti, que has leído hasta el final el artículo 🙂 

Pregúntame, escribiendo un comentario en este post, búscame por redes… lo que más cómodo te sea. 

Responderé a tus dudas sobre este entrenamiento que aclara tu mirada y tu mente, que te desinfoxicará y te ayudará a comenzar a envolver tu talento con tu Presencia, a fascinar con la seguridad que emanará de tu Imagen de Marca Personal.

Sin olvidar la energía que notarás. Porque esas pequeñas indecisiones diarias, sobre qué elegir para mostrarte al mundo, agotan.

¡Espero tus comentarios! Y feliz… todo, gran mujer.

Foto portada de Becca Tapert en Unsplash

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