Maya Angelou lo tenía todo para que su biografía se perdiera entre la de los millones de anónimos compatriotas. Ser negra, mujer y pobre en el interior de los Estados Unidos a principios del siglo XX era sinónimo de partir con una desventaja extrema, pero cuando en 1993 fue invitada a leer “On the Pulse of Morning”, uno de sus poemas, durante la toma de posesión de la presidencia de Bill Clinton se hacía un reconocimiento público a la vida singular de una mujer excepcional que destacó como activista de los derechos civiles, novelista, actriz y conferenciante.
Maya Angelou (Marguerite Ann Johnson) nació en 1928 en el seno de una familia desestructurada que vivía en un pueblecito de Missouri donde la segregación racial ni siquiera era cuestionada.
A los siete años fue violada por el novio de su madre y poco tiempo después el agresor apareció asesinado presumiblemente a manos de la familia de Maya. Tales hechos impactaron tanto a la pequeña niña que durante más de cinco años fue incapaz de articular una sola palabra. Toda esta etapa de su vida quedaría recogida en su novela autobiográfica “I Know why the caged bird sings”, una de sus obras más conocidas. Tal y como reconoció en la novela «Cuando me enteré del asesinato, pensé que mi voz había matado a un hombre, así que no era seguro hablar. Al poco tiempo, ya no sabía por qué había dejado de hablar, simplemente no hablaba”. Fue durante esta etapa en la que se convirtió en una lectora voraz que aprendió a valorar las palabras y tomar consciencia del valor de las palabras. En definitiva, a amar el lenguaje.
A los catorce años se convierte en la primera mujer afroamericana conductora de tranvía en San Francisco
Marcada por la difícil relación que mantuvo con su madre, llena de idas y venidas, con catorce años se convierte en la primera mujer afroamericana conductora de tranvía en San Francisco. Aunque pudiera parecer anecdótico, aún faltaban un par de décadas para que se firmara la Ley de Derechos Civiles que acabara con la segregación y ser la pionera en cualquier ámbito no hace si no destacar la fortaleza de carácter y la voluntad de Maya.
Con 16 años deja de estudiar al quedarse embarazada de su primer y único hijo y decide emanciparse y vivir por su propia cuenta. Empieza entonces una etapa en la que deambuló por los más variopintos trabajos, incluidos periodos en los que trabajó como bailarina, camarera, prostituta y proxeneta.
Su primer matrimonio, con un músico griego, la llevó a Europa en 1951. Allí probó suerte como cantante, llegando a hacer una gira, y allí conoció a James Baldwin, escritor y activista por los derechos civiles, que la incitó a que escribiera.
De regreso a los Estados Unidos mantuvo una gran amistad con Martin Luther King, con quien luchó por los derechos civiles de los afroamericanos y con Malcolm X, con el que empezó a colaborar poco antes de su asesinato en 1965. Vivió en primera persona el proceso de independencia de diferentes estados africanos, llegando a vivir en El Cairo y en Acra. Tras su experiencia en África realizó una serie de documentales para la National Educational Televisión y finalmente en 1969 publicó su primera autobiografía “I Know why the caged bird sings”, convirtiéndose en el primer best-seller de no-ficción de la historia escrito por una mujer negra.
Sus obras están marcadas por la denuncia al racismo y por su exaltación del valor, la perseverancia, la supervivencia y la propia autoestima. De sus reflexiones se han sacado decenas de frases inspiradoras que han recorrido el mundo, pero desde aquí recogemos una que tiene mucho que ver con la marca personal: “Todos olvidarán lo que dijiste, todos olvidarán lo que hiciste, pero nadie olvidará lo que les hiciste sentir.”
A partir de los años 70 Maya compaginó su trabajo como escritora con el de profesora universitaria sin rechazar pequeñas incursiones en el mundo del espectáculo, ya que participó como actriz en la serie “Raíces” y llegó a componer letras para Roberta Flack.
La estrecha amistad con la todopoderosa Oprah Winfrey la convirtió en figura popular en los hogares norteamericanos y su último reconocimiento llegó en 2011, cuando el presidente Barack Obama le otorgó la Medalla de la Libertad, el galardón civil más prestigioso entregado en Estados Unidos. En 2014 Maya Angelou fallecía con una tan vida plena que daría para vivir, como mínimo, otra vida más.
A PESAR DE TODO ME LEVANTO (And still I raise)
Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes arrojarme al fango
y aún así, como el polvo… yo me levanto.
¿Mi descaro te molesta?
¿Por qué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros,
bombeando en la sala de mi casa.
Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto.
Así, yo me levanto.
¿Me quieres ver destrozada?
Con la cabeza agachada y los ojos bajos,
los hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.
¿Mi arrogancia te ofende?
No te tomes tan a pecho
que yo ría como si tuviera minas de oro,
excavándose en el mismo patio de mi casa.
Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, yo me levanto.
¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?
De las barracas de la vergüenza de la historia,
yo me levanto.
Desde el pasado enraizado en dolor,
yo me levanto.
Soy un océano negro, amplio e inquieto,
manando,
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror.
Me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos, legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.
Cristina Díez /Desarrolladora de soluciones online / Licenciada en Periodismo (UAB) / Posgrado en Comunicación empresarial (UPF)/ Posgrado en web 2.0 (UPF) / Diploma en Social Media (INESDI)