Si no pides no te quejes, por @jordicollell

Esta semana pasada hemos facilitado un nuevo taller de Marca Personal de dos días con uno de nuestros mejores clientes. Siempre es buen momento para compartir con los asistentes durante las comidas y pausas de café situaciones relacionadas con su marca personal y su carrera profesional.

En esta ocasión una de las participantes me comentaba que veía que su desarrollo profesional no iba por los mismos derroteros que sus intereses personales. Realmente era un caso interesante ya que tenía bien definidos sus objetivos y estaba haciendo un esfuerzo por complementar con formación sus carencias, estaba bien enfocada. Hacía algún tiempo que había buscado en la organización un puesto acorde con sus intereses pero no lo había conseguido por no tener fluidez suficiente con el inglés y decidió ponerle solución.

Me sorprendió que cuando le pregunté si mantenía un diálogo fluido con la empresa para tenerla al corriente de sus avances y seguir pidiendo un encaje en un nuevo puesto la respuesta fue negativa. ¿Para qué?, si ya lo hice una vez.

Si no pides no te quejes

En definitiva sus esfuerzos, su inversión en tiempo y dinero son totalmente invisibles para la organización en la que trabaja. Si no te ven, no existes, ella lo sabía -lo habíamos también trabajado en la sesión de la tarde- pero sus actos revelaban que no era en absoluto consciente de ello.

Tener plan y considerar el cambio de paradigma

Si tenemos un plan trazado con unos objetivos identificados pero nos los guardamos para nosotros ¿de qué sirve?

Yo sigo hablando muy a menudo, siempre que se me presenta la ocasión, del cambio de paradigma respecto del trabajo: Se acabó lo del puesto de trabajo para toda la vida, ha llegado el momento de trabajar por proyectos y si no nos buscamos la vida nadie lo hará por nosotros.

Buscarse la vida, proyectando nuestra marca

Buscarse la vida quiere decir dar a conocer a quien pueda interesar lo que sabemos hacer. También es dar a conocer en qué estamos trabajando y compartir nuestros avances y conocimientos en aquello hacia lo que nos interesaría evolucionar. Todo esto con la única finalidad de que nos conozcan por nuestra aportación, nos reconozcan entre los muchos o pocos que están haciendo cosas similares, nos recuerden para que, cuando surja una oportunidad, nos tengan en cuenta. Se trata en definitiva de proyectar nuestra marca personal en el interior de la empresa.

Consejos para ser tenidos en cuenta

Tanto en las empresas como en la vida en general, hemos de cuidar algunos aspectos de nuestra relación con los demás para dejar de ser transparentes y conseguir ser la opción preferente:

  1. Participar en debates, discusiones y compartir información y conocimiento. Las redes sociales y en especial las redes sociales corporativas son una herramienta fantástica para comunicar. En ambos casos hemos de estar bien identificados, con unos perfiles bien construidos y que den información relevante sobre nosotros. Y compartir, compartir y compartir y agradecer los comentarios y las interacciones que se produzcan
  2. Aprovechar las reuniones, convenciones, aperitivos de trabajo y viajes para tener o mantener contacto físico con aquellas personas con las que nos interesa interactuar. Es necesario tener siempre bien preparado nuestro mensaje para no perdernos por las ramas e ir lo más al grano posible. No olvidando en ningún caso que hemos de dejar un espacio para la creatividad, la improvisación y la conversación personal, pero en lo que se refiere a nuestros objetivos profesionales hemos de ser efectivos y directos.
  3. Hemos de perder el miedo a pedir. Si no lo hacemos no tendremos la posibilidad de recibir ya sea ayuda personal, profesional o un aumento de salario. Pedir es un ejercicio de autoconocimiento porque requiere que sepamos lo que queremos y lo tengamos tan claro que podamos explicarlo de manera clara. Mi experiencia personal me ha demostrado que siempre que me he atrevido a pedir ayuda la respuesta ha sido muy superior a la que me hubiera imaginado. Pedir es un acto imprescindible para conseguir nuestros objetivos.
  4. Tener un mensaje para cada ocasión. Ya lo apuntaba en el punto segundo. Estructurar la información para cada tipo de público al que nos dirigimos nos permita no desaprovechar ocasiones por falta de palabras e ideas. Podemos improvisar cada mensaje pero teniendo en mente aquellas palabras clave que nos conviene difundir. No se trata de memorizar, sino de tener claro lo que queremos. Y todo lo anterior requiere reflexión y preparación, imaginar escenarios y las respuestas a dar para que cuando se materialicen las ocasiones podamos ser eficaces.

Si no pides no te quejes, ya que nadie sabrá lo que quieres.

Feliz semana y buena comunicación.

Imagen: Unsplash

 

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