Obsesiónate en que tu propuesta sea de valor

Nuestra marca personal está en función de los demás, es una variable dependiente que por si sola carece de sentido y  si estuviéramos solos dejar huella o no dejarla sería una acción equivalente. Es por esto que siempre insisto hasta el aburrimiento que hemos de tener muy claro cuál es nuestra propuesta de valor, lo que somos o dejemos de ser, nuestros antecedentes, los estudios realizados o lo que sea no sirve para nada, absolutamente para nada, si lo que ofrecemos, si lo que ponemos al servicio de los demás no está alineado con sus necesidades y es que lo que quiere nuestra audiencia, nuestro público objetivo, es una oferta, la nuestra, que sirva para solucionarle problemas, situaciones o cubrir huecos a los que no puede atender, nosotros, si nosotros, importamos poco y esto lo hemos de tener muy claro.

No hay marca sin propuesta de valor

Si nuestra propuesta de valor no está contrastada con nuestra audiencia, si no estamos muy seguros que lo que contamos importa a nuestro público corremos el riesgo de convertirnos en la voz que clama en el desierto y de que nadie  nos vaya  a tener en cuenta porque las personas sólo tenemos en cuenta aquello que realmente nos importa.

Nuestra propuesta de valor se alimenta de nuestros principios fundamentales, de nuestra visión , misión y valores y se transforma en propuestas prácticas, en proyectos, en servicios o en productos que ofrecemos a los demás para que los compren.

Kevin Krejci_Flickr / soymimarcaLa semana pasada animé un taller de herramientas para buscar trabajo a los alumnii de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales de Blanquerna ( Universitat Ramon Llull) y les comentaba que una propuesta de valor clara nos permite enfocar la búsqueda de trabajo de una manera transversal. En muchas ocasiones nos obsesionamos por trabajar en un lugar concreto, una agencia de publicidad, un despacho de abogados, un estudio de diseño o lo que sea y como somos muchos intentando hacer lo mismo al final alguien se acaba quedando fuera. Lo que importa es poder desarrollar nuestra propuesta, donde se haga es lo de menos y este pequeño cambio de enfoque nos aumenta las posibilidades de éxito hasta casi el infinito. Lo importante, pues,  no es donde se trabaja si no lo que se hace. Si no es en una agencia será en una organización social donde podré trabajar como publicitario, o es que no tiene sentido que un sindicato o un banco, por poner un ejemplo, puedan ser espacios adecuados para poner en la práctica mi propuesta de valor.

Una vez nos hayamos quitado de encima los ojeras que nos limitan el resto vendrá casi por si solo. Un mensaje claro y eficaz y una red de contactos que nos permita hacerlo llegar cuanto más lejos mejor nos garantizará ser escuchados, pero esto ya es harina de otro post.

Foto: LicenciaAtribución CC por Kevin Krejci (Flickr)

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