A mi me gusta proponer y no me cuesta apuntarme a las ideas nuevas. Si no cambiamos y hacemos las cosas de manera diferente ni avanzamos ni ayudamos a que el mundo sea mejor. Frente a cualquier propuesta novedosa hay siempre alguien que le encuentra inconvenientes o le busca tres pies al gato para acabar provocando que la nueva idea se aparque y se olvide.
Algo parecido pasa con la marca personal. En cualquier clase, presentación, coloquio o lo que sea en los que participo acaba saliendo alguna persona que se empecina en rebajar la potencia del personal branding con los más variados argumentos y uno de ellos cuestionándolo a través de blandir la espada de que como las personas tenemos distintos roles debemos gestionar varias marcas para acabar queriendo demostrar que al final todo desemboca en un lío ingobernable. Dejadme decir que esto no es cierto y que la gestión de la propia marca no es complicada aunque, como todo en la vida, necesita algo de trabajo, dedicación y valentía.
El primer principio a tener en cuenta cuando gestiono mi propia marca es que «yo soy yo» en cualquier circunstancia y lugar. La vida nos lleva a tener que encarnar diversos papeles y fijaros que digo encanar que no representar. Somos hijos, padres, alumnos, profesores, consultores, clientes, directivos, gestores entre otras cosas y lo bueno de la situación es que algunos de estos papeles se solapan, se encarnan de manera simultánea y a veces reflejan propuestas distintas de valor que van dirigidas a públicos también distintos.
La pregunta es recurrente: ¿tenemos una o varias identidades? ¿tenemos que gestionar una o varias identidades digitales? ¿vale la pena hacer algo ante tanto lío?
Nuestra identidad es una y sólo una. Somos quien somos y no otra persona aunque tenemos distintos roles. Somos una sola marca que integra nuestra complejidad. Frente a esta situación hay diversas posibilidades de gestión que dependen de los objetivos que tengamos:
Gestionar la globalidad y a través de nuestro relato, del mensaje, explicarla para evitar malos entendidos y equivocaciones. Nuestro storytelling es siempre un reto pero al final no es demasiado complicado hacer que los demás nos entiendan, sólo necesitamos ser sinceros y claros cuando contemos nuestra historia.
Centrarnos en algún rol que consideramos relevante en detrimento de los demás. Tiene sus ventajas porque nos especializa y nos puede ayudar a ser expertos en algo pero también limita la información que ofrecemos a los demás y nos puede hacer perder oportunidades.
Lo que no tiene sentido es que desarrollemos identidades separadas y paralelas que avancen de manera independiente y que interactúen aisladamente. ¿Recordáis el divide y vencerás? nuestros competidores se alegrarán, seguro, porque atomizaremos la audiencia y no podremos utilizar las experiencias emanadas de cada rol para potenciar el conjunto.
A mi me parece más enriquecedor ser economista, emprendedor, profesor, doctorando y consultor en personal branding de manera integrada que serlo de manera atomizada porque al final quien me busque sabrá que les puedo ayudar en muchas más situaciones que si me vieran troceado. De economistas, emprendedores, profesores, doctorandos y consultores por separado hay como mínimo varios pero yo y sólo yo los reúno en su conjunto. Mis distintos roles son la palanca de mi marca personal.
No te comas el coco y alégrate si tienes una vida compleja y con muchos roles porque tendrás una marca personal rica.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.