El pasado sábado estuve viendo el Festival de Eurovisión, y observé una serie de pautas que creo que pueden ser aplicables a la marca personal y que paso a exponer a continuación.
Todo ha cambiado. Cuando era un niño, Eurovisión era un gran acontecimiento que pocos nos perdíamos. Lo que empezó siendo un festival de canciones entre unos pocos países, se ha convertido en un gran espectáculo con audiencias millonarias en el que las canciones son solo una parte de él.
No siempre gana el mejor. Cada año hay grandes canciones que quedan olvidadas en los últimos lugares. Las razones son variadas, pero lo que podemos aprender es que, como en muchos otros aspectos de la vida, ser el mejor en algo no es garantía de éxito. Ya no vale con una buena canción, hay que presentar un espectáculo completo e impactante.
Llamar la atención te da una oportunidad, pero tienes que tener un producto. En los últimos años han proliferado las propuestas extravagantes, cuando no bizarras, que consiguen llamar la atención del público. Algunas de estas propuestas han conseguido ganar, pero lo han hecho porque han aprovechado la oportunidad para mostrar un producto que era bueno, como lo hicieran Lordi en 2009 o Conchita Wurst, la ganadora de este año.
La puesta en escena multiplica el valor del producto. Uno de los grandes atractivos de las últimas ediciones ha sido, sin duda, la escenografía, que permite puestas en escena espectaculares y facilita la personalización de cada actuación. Luces, pantallas de proyección, humo, pirotecnia… todos los recursos se utilizan para multiplicar la capacidad de transmisión del mensaje.
Los éxitos del pasado no garantizan éxito en el presente. De vez en cuando aparece un cantante famoso compitiendo en Eurovisión. En muchos casos tratan de reflotar sus carreras. Sin embargo, muchos de ellos no tienen éxito al no ofrecer lo que el público demanda en estos tiempos. Un buen ejemplo sería la participación de Bonnie Tyler en 2013 en representación de UK.
La cultura es cada vez más universal. Además de que la mayoría de intérpretes cantan en inglés, cada año hay menos diferencias entre los países. Los estilos musicales, los bailes y las interpretaciones son muy similares, evidenciando que, en cierto modo, nuestra cultura se está universalizando. Piensa en ello antes de volver a decir aquello de “aquí somos diferentes”.
Está bien tener influencias pero copiar te perjudicará. En un festival en el que una canción, oída por primera vez, tiene que llamar la atención del público, es bastante lógico que se busquen referencias y similitudes, que hagan que el público se familiarice rápidamente con la canción. De hecho, el tema ganador se podía considerar un homenaje a las bandas sonoras de James Bond y a la interpretación que de algunas de ellas hizo la gran Shirley Bassey. Sin embargo, cuando la copia es muy descarada, el público la rechaza porque se siente engañado, como ha pasado este año con Basim, el representante de Dinamarca, que era un clon de Bruno Mars.
Las personas tienen perfiles mixtos. A pesar de tener la etiqueta de festival hortera, Eurovisión es visto cada año por millones de personas que responden a perfiles muy diferentes. Hace años que los perfiles socio demográficos (edad, nivel cultural, capacidad adquisitiva, etc.) no sirven para mucho ya que las personas tenemos perfiles mixtos y nos diferenciamos entre nosotros por otros muchos criterios como el estilo de vida o nuestra filosofía personal.
Tu reputación es determinante. En la edición de este año ha habido abucheos cuando un país votaba a Rusia. Su actuación en Ucrania y las leyes homófobas, entre otros factores, le han pasado factura. La desaprobación no solo se ha mostrado en forma de abucheos, también lo ha hecho en forma de votos, que este año han sido inusualmente bajos para haber presentado una canción muy digna. Su mala reputación les ha perjudicado.
El networking es fundamental. Hace años que el concurso ha perdido emoción por el “peloteo” de votos que se hacen entre los países del Este de Europa. Este amiguismo no impide ganar a otros países fuera de este área, como se ha demostrado este año, pero sí pone el listón mucho más alto para aquel que no tiene una buena red de contactos. Toma nota de ello.
El cliente es quien decide. Repasando la lista de ganadores de los últimos años se puede comprobar que no hay un patrón concreto ni una tendencia que vaya más allá de la facilidad de los países del Este de Europa para ganar debido al amiguismo a la hora de votar. Con los votos por teléfono, es la audiencia la que vota aquello que más le gusta en cada momento, y suele cambiar cada año.
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Celestino Martínez es consultor, formador, conferenciante y director de retail marketing en Flow The Retail Partner. Tras acumular una gran experiencia durante más de 20 años en múltiples áreas del mundo del retail, se ha especializado en las áreas de retail marketing y marketing experiencial.
Como consultor trabaja con marcas y empresas de distribución de retail y en su faceta de formador colabora con numerosas universidades, escuelas de negocios e instituciones. También es requerido como conferenciante y maestro de ceremonias tanto por eventos profesionales como por empresas que trabajan con el sector retail.
Su blog personal obtuvo el Premio Oro al Mejor Blog de Marketing 2012. También escribe en publicaciones profesionales de marketing y retail de España y Latinoamérica y es autor en varios libros.
lo del amiguismo:
España siempre esta votada por Andorra , Portugal y Francia
Los países escandinavos hacen lo mismo….
Una gran reflexión, gracias por compartirla