Qué tiene de bueno que no estés en Twitter y en Facebook

 

Hoy compartimos el artículo de Tino Fernández publicado anteayer 12 de marzo de 2014  en el diario Expansión, en el que participo junto con Andrés Pérez Ortega. Esperamos que os guste.

Qué tiene de bueno que no estés en Twitter y en Facebook

¿Es sólo una pose o son los nuevos frikis profesionales? Hay quien piensa que lo raro hoy es no estar en las redes sociales, aunque esta ausencia puede tener beneficios para tu carrera y para tu vida laboral.

No_facebookNo sabrás lo que se siente hasta que no lo hayas probado… Es una sensación muy parecida a la que experimenta quien no sigue la serie de moda o aquel que jamás ha visto un solo capítulo de cualquiera de esos reality shows sobre los que todo el mundo habla. En el trabajo, con los amigos, o en cualquier reunión social serás incapaz de entender los chistes, de seguir la conversación o de interesarte mínimamente por aquello que todos conocen pero que a ti te resulta ajeno. Y hay dos formas de verlo: o eres un bicho raro que no está en este mundo, o te has convertido en alguien verdaderamente distinto y especial.

Esto ocurre también con aquellos que deciden no estar en Twitter, LinkedIn, Facebook o cualquiera de las redes sociales y profesionales. Andrés Pérez Ortega, experto en posicionamiento personal, cree que «hoy está de moda el low cost, y eso significa que ahora está disponible para todo el mundo cualquier cosa que hasta hace poco sólo se podían permitir unos cuantos. Desde el punto de vista profesional, mantenerse fuera de las redes sociales transmite una idea de cierta exclusividad. No eres uno más que ofrece lo mismo que el resto sino que, profesionalmente, tienes algo que aportar que no se encuentra realizando una simple búsqueda en Google».

 

¿Y el prestigio?

Pero la decisión de no participar en las redes sociales te puede reportar otros beneficios. Andrés Pérez recuerda que «hasta hace poco, estar en Internet te daba prestigio, y de un tiempo a esta parte parece que te lo quita… Emilio Botín, Juan Roig o Florentino Pérez, ¿tendrían el mismo prestigio si se dedicasen a subir fotos de sus empresas a Instagram? ¿Ha mejorado Marcos de Quinto su prestigio profesional por estar en Twitter o esto lo ha debilitado? No estar en dospuntocerolandia te mantiene en el Olimpo de los profesionales, porque los dioses no tuitean».

En este sentido, el número de seguidores o la popularidad que obtengas en cualquier red social ya no son elementos diferenciadores, porque ser muy visible en el mundo 2.0 no te convierte en un buen profesional. Para que te tengan en cuenta y consigas posicionarte como experto lo más importante es que lo seas realmente.

Tiempo y cercanía

A todo esto hay que añadir la ganancia de tiempo. Según Pérez, «estar en las redes sociales roba muchas horas y te descentra con mucha facilidad. No se trata de lo que inviertes en crear contenidos, sino lo que gastas en comprobar qué dicen sobre ellos. Mantenerse fuera de ellas te proporciona un gran ahorro de tiempo, facilita la concentración y te ayuda a centrarte en aquellos que tienes más cerca».

Guillem Recolons, socio de Soymimarca, coincide en que una mayor productividad y eficacia pueden ser consecuencias positivas para quienes deciden no estar en las redes sociales: «No quiere decir que no se pueda adquirir conocimiento a través de ellas, pero si hay estudios que aseguran que la estancia media en estas redes es de 35 a 40 minutos diarios, ese dato cuantifica el tiempo que puedes ahorrar o ganar. Pero, sobre todo, quien toma la decisión de prescindir de las redes sociales puede hacerlo para trabajar más sus relaciones offline». Aquí entra en juego la cuestión de que la influencia en las redes no tiene sentido si no se tiene una vida real. Andrés Pérez afirma que «aunque no se puede generalizar, ver el mundo tras una pantalla acaba consiguiendo que veamos todo desde el punto de vista de las redes sociales, y es muy tentador pensar que lo que ahí se dice es lo real. Mantenerse fuera de ellas permite estar más cerca del mundo real y tener una visión más pegada al suelo».

Recolons añade que «hay gente con éxito en Internet que no tiene nada detrás, y viceversa. Se pilla siempre al mentiroso y ese castillo de naipes se suele desmoronar».

Otros argumentos que tienen que ver con la «solidez», podrían invitar a evitar la presencia en las redes. En este sentido, Andrés Pérez afirma que «la obligación de mantenerse activo en una red social y la facilidad de uso acaban consiguiendo que cometamos errores. Mantenerse fuera de ellas no asegura que no los cometamos, pero al menos no son de dominio público. Estar fuera de internet ayuda a mantener una imagen de solidez y coherencia».

Lo real

Pérez también cree que mantenerse en el mundo real «facilita el control de lo que dices y lo que haces y permite tomar medidas correctoras y controlar los daños. Sin embargo, comunicarse en las redes sociales fomenta el descontrol, los malos entendidos y los críticos viscerales».

Guillem Recolons añade que «es mejor no mantener un perfil en redes sociales que tener uno malo, sobre todo de cara a la propia reputación. Ante la posibilidad de no saber gestionar la parte de comunicación de tu marca personal es mejor no estar en los medios sociales».

Andrés Pérez concluye que existe una tendencia a confundir que algo sea accesible en las redes sociales con estar disponible: «Hasta ahora, acceder a ciertos profesionales era complicado o casi imposible. Hoy, si estás en una red social, cualquiera puede dirigirse a ti para preguntarte o pedirte cualquier cosa. Estar fuera de ellas te ahorra tener que decir que no a desconocidos que creen que debes hacerles un favor sólo por estar ahí».

0 comentarios en «Qué tiene de bueno que no estés en Twitter y en Facebook»

  1. Es cuestión de encontrar el equilibrio.
    No estar en las redes sociales no es sinónimo de exclusividad, ni viceversa.
    Está claro que el alto empresariado no está de manera pública en las redes sociales. Pero quizás la perspectiva no es por la «exclusividad». Consultemos sus edades medias. Eso puede explicar muchas cosas.
    Ojo, que sí pueden estarlo de forma privada en algunas de ellas, con «otros nombres», por ejemplo.
    Tampoco podemos garantizar que sepan utilizar estos medios. Damos por hecho por el mundo en el que trabajamos la gente que controlamos más del Social Media, Marketing Digital o similar, que todo hijo de vecino sabe utilizar las redes sociales: eso es rotundamente falso. El porcentaje de personas mayores de 50 años que sabe utilizarlas es bajísimo.
    ¿Sabemos acaso si Amancio Ortega sabe usar bien el Power Point? ¿Word? ¿Excel? ¿Facebook? ¿Twitter? Yo apostaría a que no. No demos por hecho que porque sean millonarios y estén en la élite empresarial, saben hacer según qué cosas. Le recuerdo que Botín no sabe inglés. Creo más bien, que les ha cogido mayores el tema de las redes sociales. Tan fácil como eso.
    Respecto a lo de subir las fotos de sus empresas… Para eso hay una cosas que se llama páginas empresariales en las redes sociales. Y Mercadona tiene, Santander también… Etc. Tampoco los cajeros de Mercadona o los del Santander van subiendo fotos de los productos a sus cuentas de Facebook, Twitter o Instagram.
    La estancia media en estas redes es de 35 a 40 minutos diarios, que todo el mundo da por sentado que es en tiempo de trabajo. Hoy día ese argumento cae, gracias a tablets y smartphones. El tiempo intermedio en el que uno está en un transporte y ve sus redes sociales no afecta en la productividad (bus, tren, coche si no eres el que conduce…). Tampoco el tiempo en el que uno se está tomando el café del almuerzo o la comida y consulta las redes. Y así, sin darse cuenta y sin interrumpir el trabajo, ya han pasado los 35 minutos.
    El truco está en «el punto intermedio». Ni más ni menos. Es tan fácil como saber gestionar. Y una buena gestión, dará resultados.
    Estoy convencido que en 10 años, los futuros altos ejecutivos sí tendrán un rastro en redes sociales. Tiempo al tiempo

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    • Buena reflexión, Mike. De hecho debo reconocer que me sorprendió el tema elegido por el periodista Tino Fernández. Y como dices, es cuestión de equilibrios, los extremos siempre son malos. Conozco a muchos que juraron en 1995 que jamás tendrían un teléfono móvil; se tuvieron que comer sus palabras con patatas fritas.
      Gracias por escribir!

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  2. Hola Guillem:
    Me ha sorprendido la perspectiva del tema por varios motivos:
    Soy una asidua seguidora y lectora tuya y no me parece que tu postura en este artículo coincide con tu punto de vista habitual.
    A Andrés también le conozco y se de su excepticismo respecto a dospuntocerolandia.
    Como dice Mike, creo que en el medio está en la virtud. ¿Acaso nos acordamos cuando no existían las redes sociales? ¿cómo conseguía un profesional que hacerse notar? pues dificilmente si no era por el boca a boca. Y evidentemente, la capacidad de alcance que podía tener era ínfimo comparado con las posibilidades actuales.
    Soy una firme defensora del uso de las redes sociales para comunicar tu marca personal, siempre y cuando detrás de esa imagen haya algo que lo sostenga, claro. Para eso ya tenemos la red llena de vende humos.
    Y no me parece una desventaja el hecho de que los profesionales, gracias a las redes, sean más accesibles. Creo que quizás ha llegado el momento de cambiar algunos paradigmas y empezar a abrirnos TODOS a TODO. Dejar de mantenernos en nuestra urnita de cristal, sin que nadie nos moleste.

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    • Isabel, al igual que tu soy un firme defensor de los blogs y las RRSS. Sin duda están contribuyendo a la democratización de la comunicación. Por defecto, a todos mis clientes les indico con claridad las oportunidades que desaprovechan al no crearse perfiles en determinadas redes y volcar ahí contenidos de alto valor.

      Pero entendí que la pregunta que me hacían no me hacían como persona sino como consultor, y ahí debo introducir el matiz. Un porcentaje elevado de los clientes de Soymimarca perfiere mantener lo que llamaríamos un «perfil bajo» en comunicación. Y es por varias razones:
      1. Su empresa no entendería bien el «protagonismo» que podría adquirir con una conversación múltiple en las redes. Óbviamente, aun no tenemos cultura de empresa que favorezca el branding personal como un refuerzo del branding corporativo.
      2. La falta de tiempo impide a muchas personas gestionar correctamente la conversación en red, ante lo cual anteponen discreción y calidad a cantidad.
      3. Muchas redes, y sabes de qué hablo, están repletas de trolls que no tienen otra cosa que hacer que fastidiar la reputación de personas que, sencillamente, no están 15 horas diarias delante de una pantalla.
      4. Hay personas que, aunque te cueste creerlo, prefieren no ser muy accesibles ya que su profesión valora la discreción.

      No te puedo poner nombres y apellidos, nuestros clientes valoran la confidencialidad, pero como has visto, entre el blanco y el negro hay muchas tonalidades de gris. Te agradezco -y mucho- tus palabras. No puedo estar más de acuerdo contigo en la plataforma 2.0 como medio de comunicación rápido, efectivo y económico. Pero no vale para todo el mundo.
      Un abrazo!

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  3. Esta vez voy a tener que discrepar muchísimo. 😉
    Si por empresarios de prestigio asimilamos el termino a «innaccesibles» no acabo de ver la relación.

    Si de lo que se trata esde vivir aislado en tu Olimpo con otros semidioses lo entiendo o ya lo empiezo a entender. De hecho, si nos ceñimos a los ejemplares que cita el articulo, la santisima trinidad de los negocios, jamas querría tenerlos como amigos en mi muro y como yo, muchos otros a los que o bién una hipoteca, un depósito de gas submarino o una implicación en Gurtel no nos mola nada de nada.

    Sus redes sociales són mucho más discretas y no se mezclan con populacho.

    Para el resto, los mortales, en las redes sociales tenemos un lugar donde poder conectar con gente de las antipodas sin necesidad de Jet privado.

    Lo del beneficio por no estar, no lo acabo de ver claro.Turbio, turbio.

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    • Hola Pau, te hago extensivo el comentario que he escrito a Isabel. He hablado muchas veces con especialistas RRHH que se horrorizan cuando ven un candidato con un Klout 75: sencillamente creen (equivocadamente) que esta persona no levanta la vista de su smartphone. Creo que es bueno empatizar con todas las posturas. Y también pienso que hemos de seguir «evangelizando» a las empresas para que pierdan el miedo a que sus profesionales entren en «la conversación». Me conoces suficiente como para saber que defiendo un modelo «full branding» que solo se consigue sumando los esfuerzos de branding corporativo con branding personal. Un abrazo y gracias por escribir!

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      • Por supuesto Guillem, conozco bien tu postura y la comparto en gran medida.

        Debo confesar que me encantan estos articulos en los que se puede entrar a debate un poquito mas a fondo de lo habitual. Y veo unos comentarios de gran calidad por lo que el alcance de la reflexión se ha hecho aun mayor. Me quedo con ganas de mas!

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  4. Desde mi humilde opinión esas personas han decidido dar la espalda a una parte de la realidad y, seguramente, no es lo único de lo que se aislan. De hecho, pienso que esa postura ahonda aún más en su imagen «poco real».

    Me gusta la concepción del lujo que dice que éste empieza cuando acaba la necesidad. Quizás es un lujo más de los que pueden permitirse por falta de necesidad. Pero también dejan de estar presentes, de «ser», en una realidad que es un grandísimo hecho.

    Gracias por la reflexión tan interesante!

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    • Andrea, lo comparto, pero también respeto a los que prefieren un perfil bajo por razones de índole personal o profesional. ¿Conoces el caso de Apple? Apple no permite a sus empleados hablar de la marca en las redes sociales. Si lo haces tienes los días contados, va por contrato. ¿Curioso? Ya lo creo, pierden un potencial de disponer de miles de embajadores de marca reforzando la corporate brand. Como ves, no hay reglas, hay libertad de elección, y aunque muchos pierden un gran potencial comunicativo quizás ganan algunas cosas que no nos cuentan. Gracias por escribir!

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