Las relaciones sólidas se apoyan sobre una base de confianza y por lo tanto se basan en la experiencia pasada y en expectativas. Confiar en alguien es creer que este actuará de una manera determinada y por norma general adecuada a nuestros intereses ya que en caso contrario la relación de entrada no se plantearía.

La confianza se construye a través de las acciones cotidianas, confiamos en aquellas personas que de manera continuada ha actuado de forma consistente con lo que nos habían prometido o con lo que a priori esperábamos y, por regla general, se rompe de manera instantánea cuando la respuesta se invierte y recibimos lo contrario de lo que esperábamos. La esperanza pues tiene una base estadística y de promesa.
La credulidad es la predisposición o facilidad a creer las cosas, sin más. Confianza y credulidad no son dos caras de la misma moneda. El crédulo no tiene espíritu crítico simplemente se cree lo que le dicen, de manera ingenua, pero también puede creer en lo contrario.
Las relaciones basadas en la credulidad son baladíes, tienen poco valor porque duran hasta que una nueva información hace cambiar de bando. Las relaciones de confianza son sólidas y perduran en el tiempo siempre que los supuestos que las generaron se mantengan.
La confianza se basa en la proximidad y en el conocimiento mutuo.
Para poder vender sus productos o servicios las empresas necesitan generar entornos de confianza dirigidos hacia sus clientes que son los destinatarios finales y hacia sus colaboradores que son los que tienen que hacer llegar el mensaje a los primeros.
Una empresa con una gran propuesta de valor y una calidad comprobada puede tener los pies de barro si no es capaz de crear lazos fuertes con sus empleados ya que el mensaje que esto transmitan puede rebajar el contenido de las promesas corporativas.
Una gran corporación con colaboradores comprometidos con su visión y sus valores , enfocados al servicio de los clientes, puede amplificar sus propuestas de valor creando sinergias entre las diferentes unidades productivas, servicios y departamentos haciendo que el todo sea superior a la suma de las partes.
La marca es la expresión de la propuesta de valor y un depósito de confianza. Las marcas corporativas se nutren y se refuerzan con las marcas personales de sus empleados para llegar con fuerza redoblada a los clientes. Es la base del Full Branding.
Las empresas que cuidan la marca personal de sus empleados tejiendo redes de confianza que revierten en mejorar las relaciones con sus clientes revalorizan la marca corporativa. Apostar por el Full Branding es apostar por el futuro.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.