El manual de protocolo indica con toda rotundidad que no debemos manifestarnos sobre religión, fútbol ni política si queremos mantener nuestra reputación de marca y no queremos crearnos enemigos. Si eso es importante en el mundo real, no es necesario admitir que en el mundo virtual la cosa se amplifica y deja un rastro permanente.
Ahora bien, la pregunta es ¿va esa limitación de “topics” contra nuestro valor de autenticidad? ¿Yo sigo siendo yo sin mi filiación religiosa, futbolística y política?
En otras palabras, ¿omitir esa información sobre nosotros no falsea nuestro perfil? No puedo responder a eso, ya que quien me sigue de cerca sabe que hace años me salté la norma y no tengo inconveniente en reconocer y defender mis filiaciones.
Por tanto, el dilema está ahí. Si omito miento, y si miento no soy yo. Si me abro puedo dividir a mis seguidores, precisamente porque tanto religión como fútbol como política polarizan hasta el extremo de “o estás conmigo o estás contra mi”. O eres católico o ateo, o eres del Madrid o del Barça, o eres de izquierdas o de derechas. Estos tres temas no admiten matices, y algunos serían capaces de no hacer un viaje de placer con alguien que no comulgue con una religión, un equipo y un partido político. Son los radicales, y por su culpa miles de seres humanos deben esconder parte de sus vidas en la red y fuera de ella.
Hasta que no maduremos y seamos capaces de entender que siendo de izquierdas podemos tener amigos de derechas, que siendo del Atlético de Madrid podemos tener amigos del Real Madrid o que siendo del PSOE podemos tener amigos del PP, la censura de nuestra marca auténtica seguirá.
Explico esto a raíz de muchos problemas de reputación que se derivan de acciones o inacciones de “celebrities” en la red o fuera de ella. Hace poco le pasó a “Pe” (Penélope Cruz): firmó una carta /manifiesto a favor de Palestina sin prever las consecuencias que podría tener esto en una industria del cine, la norteamericana, cuyos propietarios son en gran parte de filiación hebrea.
Poco después de firmar la carta, “Pe” se ha visto literalmente fuera de la industria cinematográfica estadounidense, y ahora está haciendo “bolos” en España para no aburrirse. A ver quién arregla ahora este entuerto…
Este, el de “Pe”, es un caso de filiación religiosa, pero nuestras hemerotecas están llenas de casos similares con temas deportivos o políticos. Penélope Cruz ha pecado de cierta ingenuidad al pensar que sus actos no están monitorizados segundo a segundo por miles de personas: ¡es una celebrity!
Pero, a pesar de ello, y en contra de protocolos y axiomas, defiendo nuestro derecho a opinar de lo que nos dé la real gana. A muchos famosos no les tiembla el pulso reconociendo sus filiaciones en público: Risto Mejide, por ejemplo. Pero para los mortales que no hemos alcanzado la fama ni falta que nos hace podría haber una solución para gestionar las filiaciones: moverlas en perfiles cerrados.
Me explico. Si vas a un acto con 500 personas, no será necesario que te declares seguidor de un partido político minoritario, eso lo puedes hacer en un almuerzo con cuatro personas. Y en las redes igual, puedes mantener un perfil “neutro” en redes abiertas (Twitter, Linkedin, Instagram…) y dar guerra en redes que permiten perfiles más cerrados (Facebook). Al menos, en mi experiencia, no me va mal.
Quizás un lugar como Twitter no sea el adecuado para hablar demasiado bien ni demasiado mal del Papa Francisco I, de los aciertos o errores de Merkel o de si es mejor Cristiano Ronaldo que Messi. En Twitter abundan los trols, así que si quieres hacer eso puedes utilizar bien Facebook (en perfil cerrado) o algún círculo de Google +.
Religión, fútbol y política levantan pasiones, quizás demasiadas.
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Consultor, formador y conferenciante sobre personal branding.
Socio fundador y Personal Brander en Soymimarca.
Convencido de que todo deja marca, ayudo a humanizar empresas y ayudo a profesionales a proyectar su marca para lograr sus objetivos.
Además de Soymimarca, soy socio en Integra Personal Branding México, y Director de Branding en Omnia Branding.
Profesor en ISDI, en el EMBA de IESE. Publicitario colegiado, master en Mkt y estudiante de grado de Humanidades (UOC).
Mi ADN está formado por experiencias en Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
guillemrecolons.com
Estimado Guillem:
Una cuestión muy interesante la que planteas.
Risto Meijide afirma que hay que posicionarse contra alguien. Su estrategia es posicionarse molestando. Dice, y parece verdad, que le funciona.
Pero lo cierto es que los posicionamientos ideológicos se prestan demasiado a alinear a quienes nos leen en amigos y enemigos, y andar haciéndose enemigos gratuitamente me parece una mala manera de malbaratar nuestro esfuerzo.
En especial Penélope Cruz demostró no ser muy lista al molestar directamente a quien le pagaba en una cuestión tan visceral y tan poco clara como la palestina que, además, a ella ni le va ni le viene.
Como que las cosas nunca son blancas o negras, no hay buenos siempre buenos, ni malos siempre malos, como que nada es siempre lo que parece, ni nadie es siempre lo que dice ser, creo que el mejor posicionamiento es el de ser muy crítico y analítico ante cualquier cuestión sobre la que tratemos y posicionarnos, no en base a nuestras filiaciones e ideologías, por muy legítimas que estas sean, si no en base a datos objetivos y a la razón.
En cualquier caso, considero que tampoco vale la pena dedicar tiempo a aquellos que anteponen sus creencias, ideologías o filiaciones a cualquier consideración racional. No se puede reflexionar ni argumentar ante la negación sistemática de la evidencia, es como hablarle a una pared.
Mejor dedicar nuestro tiempo a aquellos que nos contrargumentan con la razón. Por muy contrarios que sean a nuestro posicionamiento seguro que aprendemos algo.
Estimado Vicenç
Con respecto a la estrategia de Mejide, comenté en un post hace tiempo (https://soymimarca.com/personal-branding-y-polemica/) que, efectivamente, le funciona a él, pero dudo que le funcione a mucha gente.
Y en cuanto a los tres temas espinosos, estoy contigo en el error de Cruz, al final se trata de una buena selección de canales.
Gracias por escribir!
» Penélope Cruz demostró no ser muy lista al molestar directamente a quien le pagaba en una cuestión tan visceral y tan poco clara como la palestina que, además, a ella ni le va ni le viene»
Oh, la cuestión es clarísima, afirmación que puede parecer sorprendente, claro.
https://www.youtube.com/watch?v=t1oX9rgqjOE&list=PLA57B32BAF13878E6
Basta el primer minuto del vídeo para entenderlo.
Gracias por el vídeo David, no conocía a Finkelstein y ha valido la pena verlo. Aunque es posible que el autor tenga razón al afirmar que es un conflicto «fake» lo cierto es que el fenómeno acaba polarizando. ¿es evitable? posiblemente, pero de momento parece que, como comenta Recolons, o estás con unos o estás con otros, pero no un poco, sino del todo.
Marta
Una cuestión compleja. En el texto defiendo que es lícito posicionarnos en cuestiones políticas, religiosas y deportivas. Pero en el caso de famosos existen otros protocolos que van más allá y pasan por la coherencia en el discurso. Javier Bardem, por ejemplo, ha sido coherente ya que ha defendido sus posiciones desde el principio, cosa que no ha sucedido con «Pe». Gracias por escribir y por el vídeo, David!
¡Interesante artículo, Guillem!
Desde mis estudios universitarios llevo debatiendo con gente este asunto que tratas hoy. ¿Por qué si la mayoría de las personas no somos radicales actuamos con esos temas con radicalidad? y ¿por qué no podemos ser honestos con esos asuntos sin tener que mentir u omitir para no manchar nuestra reputación si al mismo tiempo mentir es una lacra para la marca personal? ¡Es una controversia! No debes mentir pero debes (mínimo) omitir.
Considero que más que un problema por radicalismos es un problema de que nos han educado en que esos temas no se pueden hablar y por tanto si se sacan a colación intuitivamente nos ponemos «a la defensiva» y como dice Vicenç Urrutia olvidamos la objetividad y nos centramos únicamente en nuestras ideologías, hecho que no es nada bueno. El debate es bueno con argumentaciones, ¿no? el fanatismo no!
En cuanto a casos como el que mencionas de Penélope Cruz, considero que debió tener en cuenta, como ya mencionáis, antes de actuar todas las consecuencias pues no deja de ser una «celebrity» y todo lo que haga estará revisado con lupa. Considero que muchas personas famosas cometen esos errores.
Un saludo
Cierto Fernando. El fanatismo suele ser la expresión del que carece de argumentos válidos y aceptables universalmente. Se puede manejar un debate dentro de las buenas formas y el respeto por la diferencia. El problema suele ser que en internet abundan los trolls, y con ellos es difícil mantener posiciones. Gracias por escribir!
Hola!
En mi opinión, estos temas son tan espinosos porque están muy imbricados en nuestra identidad. Identidad nacional, política, religiosa… Podemos hablar de si China se abre al mundo, podemos hablar de si un coche tiene un diseño más logrado o menos, pero cuando se trata de las cuestiones identitarias, ahí a todos nos duele y a todos podemos ofender sin querer.
Amin Maalouf, en su libro Las identidades asesinas (Les identités meurtrières), ya hablaba de que nos definen múltiples «identidades», y que son cuestiones muy delicadas.
Y no solo son la política y la religión. Habrá quien sienta el fútbol como un rasgo muy identitario por los motivos que sean, otro tendrá el aborto como tema «intocable», otro los divorcios, la controversia de la investigación farmacéutica… Muchas veces responden a cuestiones personales, vividas por nosotros o amigos, y es difícil saber hasta qué punto.
Como asesora de imagen, si me preguntáis, yo evitaría en lo profesional posicionarse mucho. Y en el plano personal, os aconsejo que al expresarnos seamos asertivos: respetuosos con los demás sin alzar la voz, y expresar nuestras ideas sin miedo pero sin agresividad.
En cualquier caso, Guillem, es un tema muy interesante de tratar y seguro que todos tenemos la tira de anécdotas de todo tipo sobre estos asuntos! Podría hacerse una mesa redonda 🙂
Saludos de viernes!
Ana
Impecable, Ana. Asertividad como muro a la agresividad es un buen consejo. El problema suele estar en el perfil del radical, que suele llevar la conversación a su terreno moviendo resortes emocionales muy complejos y de los que es difícil «pasar». En cualquier caso, si sumamos asertividad a la idea de utilizar estas opiniones en foros cerrados, quizás tengamos entre manos una buena fórmula. Gracias por tu punto de vista, que siempre aprecio!
Coincido en la necesidad de ser auténtico a todos niveles. También entiendo las repercusiones de declaraciones ligeras que puedan afectar intereses de terceros. El respeto es siempre clave. Considero válido tener creencias y expresarlas con respeto y tolerancia a las diferencias. Pero no se si es real o mi mera percepción. Últimamente me he encontrado con que la gente se abstiene totalmente de dar mínima opinión sobre cualquier información sexual. Aún que se trate de cuestiones perfectamente documentadas y bien parafraseadas. Esto me parece está incluso afectando los conceptos reales. Por no opinar, comentar, preguntar. Se propaga las dudas, los conceptos erróneos, los tabúes. Y como este tema cualquier tema de religión. Hay mil cosas que desconocemos y es justo el desconocimiento lo que nos impide entender y tolerar.
Y eso que explicas, Graciela, es negativo, ya que nos conduce a comportamientos reprimidos y frustraciones. No es fácil tratar estos temas sin despertar pasiones entre los más «hooligans». Al final, como siempre, se trata de una mezcla entre sentido común, creatividad y equilibrio. Gracias por escribir!
Muy interesante tema y todo un dilema. Por fortuna no soy una celebridad; en consecuencia no corro el mismo riesgo de Pe.
Cuando se trata de religión, política, equipo favorito, soy muy conservador. Son opiniones que manejo en mi grupo más cercano y no comparto en las redes sociales porque los considero tópicos estrictamente personales.
Mis redes son de negocios, como especialista en RH. Lo que ventilo en las redes, en consecuencia, es estrictamente profesional. No me gustan los «cócteles» de lo profesional y personal.
Sabes Guillem, no siento que me reprimo porque soy de la idea que son ámbitos de mi vida muy sensibles que mantengo separados.
Tengo clientes muy diversos culturalmente. Creo que muchos de ellos difieren mucho de mi en cuanto a credo, preferencias políticas o deportivas. No me siento omiso; simplemente todo tiene un lugar, un momento y un grupo de personas.
Así me ha funcionado y, a menos que un experto me comparta y convenza con una forma diferente, no haré «cóctel».
Fernando, creo que nuestros planteamientos no están alejados. Planteas que estos temas los reservas al ámbito privado y evitar comentarlos en las redes. Lo que yo hago es evitarlos y en redes públicas (Twitter, Linkedin) y comentarlos en redes que permiten privacidad y son de amigos (Facebook). Creo que al final la cuestión es saber quién es tu audiencia y hasta donde puedes llegar.
Si alguien tiene un perfil en Facebook con 3.000 «amigos» tampoco le recomendaría tratar esos temas en ese foro, ya que posiblemente no se trate de verdaderos amigos (creo que pocas personas tienen 3.000 amigos).
Gracias por escribir.
Coincido contigo Guillerm! un perfil facebook con 3,000 «amigos» en donde publico temas personales puede ser un paredón de fusilamiento. Cada tema en su lugar.