Si tienes miedo a desnudarte estás muerto

 

Esperando a un cliente que llega tarde a una reunión leo en Expansión un artículo de Tino Fernández explicando el por qué no debemos ir al gimnasio con nuestros colegas de trabajo que me deja pensativo y sobre el que quiero dirigir un comentario que será de interés para todos.

miedo_soymimarcaNos cuenta Tino  que la práctica deportiva es  una de las formas de socializar con los compañeros de trabajo pero que hay que estar con ojo avizor porque lo que de entrada podría ser positivo se  nos puede volver en contra.

La cuestión es que cuando practicamos un deporte sacamos a relucir lo mejor de nosotros mismos pero también lo peor y esto nos puede poner en evidencia tanto frente a los iguales como frente a los jefes y esto último son palabras mayores porque puede tener otro tipo de consecuencias. Por lo tanto atentos y a controlarse no sea que se nos vea el plumero y queriendo ir a por lana volvamos trasquilados.

Intentar no dañar la propia reputación con acciones irreflexivas es un principio básico de supervivencia pero este pensamiento no nos puede ni nos debe encorsetar a la hora de hacer ciertas cosas y entre ellas practicar actividades deportivas con los compañeros de trabajo incluidos los jefes.

Lo que hacemos mientras practicamos un deporte es un reflejo de lo que somos y si en estas circunstancias nos mostramos intolerantes frente a los errores del compañero de pádel o no sabemos manejar la frustración de haber perdido un partido porque los contrincantes han sido mejores o si nos pone de los nervios que los compañeros de golf se mueven con lentitud, ¿qué pasará cuándo los de comercial nos entreguen demasiado justo sus comentarios para preparar el reporting mensual o cuándo algún colaborador nuestro se equivoque? Y pero, ¿cómo reaccionaremos cuando no nos paguen el variable y si se lo paguen al del al lado?

En cualquier caso somos una sola persona y que dentro del trabajo reaccionemos diferente que fuera es sólo cuestión de tiempo y de que se den las circunstancias propicias. Por lo tanto no vale la pena que le demos vueltas y lo mejor es obrar siempre con naturalidad.

¿Significa lo que acabamos de decir que no tenemos posibilidades de salvarnos y que hagamos lo que hagamos nos acabaremos poniendo en evidencia? Rotundamente no. Lo que no podemos es ir por la vida, dentro y fuera del trabajo, sin conocernos y sin saber como reaccionaremos frente a determinadas circunstancias  y mucho menos ir con una careta para mostrar una cara que no es la nuestra.

¿Y que podemos hacer? Muy fácil, conocernos bien para poder mejorar y mostrarnos sin temor a los demás.

Es por esto que la gestión de la marca personal comienza siempre por el autoconocimiento y existen herramientas, que utilizamos frecuentemente, que nos dan información para  saber como actuaremos frente a situaciones adversas o estresantes y esta toma de consciencia que nos ayuda a poner en marcha los cambios personales necesarios para que no  nos encontremos con sorpresas que podemos lamentar  o para evitar que nos pongamos en berenjenales de los que no sepamos salir si no es a base de gritos, exabruptos y enfados.

Y así, conociéndonos un poco más, podemos ser mejores personas y dejar una huella duradera en el corazón de los demás. Gestionando nuestra marca personal no tendremos miedo a desnudarnos y podremos ser como realmente somos.

Gestiona tu marca personal y no temas desnudarte. El temor a dañar nuestra reputación no nos debe encorsetar. Lo que hacemos fuera del trabajo es reflejo de lo que hacemos dentro. Gestionar la marca personal nos permite ir por la vida sin caretas.

La gestión de la marca personal comienza por el autoconocimiento.  El autoconocimiento nos permite cambiar y ser mejores.

Deja un comentario