Storytelling en clave personal

Recientemente mi colega Guillem Recolons y yo hemos impartido 8 talleres sobre storytelling para la Diputació y la Càmbra de Comerç de Barcelona dirigidos básicamente al sector turístico.

Ha sido una experiencia única ya que para muchos el concepto de relato como poderosa herramienta de comunicación era desconocido. El sentido práctico de los talleres, cuya parte final era casi de consultoría personal ha sido uno de los elementos de mejor valoración.

Lo que quizás ha sido una de las mayores aportaciones de valor, además de la necesidad de comunicar emocionalmente, es la estructura de los mensajes a partir del modelo centrífugo. Me explico.

En consultoría de marca personal, Soymimarca utiliza un esquema propio para llegar a desarrollar el mensaje que sigue el siguiente camino:

  • Por qué hago lo que hago (La visión)
  • Cómo lo hago (La misión)
  • Qué hago (La oferta profesional)

Este esquema sustituye y amplifica al clásico “me llamo Olga Villacampa y soy consultora de marketing”, y le da un sentido más emocional y vital a nuestra introducción profesional.

Un ejemplo que utilizamos a menudo en las presentaciones es el caso de alguien conocido, ya que eso simplifica la explicación: el caso de Steve Jobs.

  • El por qué de Jobs: Para hacer más cómoda y fácil la vida de las personas (Visión)
  • El cómo de Jobs: Simplificación de la tecnología. Menos botones, funcionamiento intuitivo basado en movimientos naturales (Misión)
  • El qué de Jobs: ordenadores, sistemas operativos, tablets, smartphones, iTunes… (oferta profesional)

Este sistema centrífugo (de dentro hacia fuera) permite conocer las motivaciones, los detonantes de una vida profesional forjada alrededor de un sueño, y eso otorga un valor a nuestra presentación que sobrepasa al clásico nombre + oferta o cargo.

Sabemos que la comunicación es clave, pero aún lo es más la diferenciación, no en vano la humanidad se mueve en más de 7.000  millones de almas. Y una forma interesante de diferenciarse es hablar de detonantes, de sueños y dejar la “titulitis” para el final.

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