Tú decides cuándo vales. Habitualmente tenemos asociada la idea de éxito, tanto a nivel personal como profesional, con los logros económicos que se derivan de la consecución de un objetivo que nos llevará a descansar en las playas de la felicidad. Esto es culturalmente así. Logro, éxito, felicidad, dinero y juventud son conceptos indefectiblemente ligados por los que todos saltamos al ruedo de la vida. La propia etimología de «éxito» nos conduce a esta conclusión, ya que éxito (del latín exitus) significa salida (exit en inglés), la conclusión victoriosa y con buenos resultados de un fin justamente en las antípodas de su contrario, que es el fracaso. Éxito, por tanto, es sinónimo de triunfo.
Michelangelo Buonarroti esculpió La Piedad con sólo 23 años

Michelangelo La Pietà
Miguel Angel Buonarroti se supo artista desde muy joven, y a los doce años ya formaba parte del taller de los Ghirlandaio. A los veintitrés esculpió La Piedad del Vaticano, una de las obras cumbre de la escultura universal. Estaríamos de acuerdo en que realizar tal hazaña a esa edad nos lleva a calificarlo, según nuestra mentalidad actual, como un joven talento.
Pablo Picasso pintó El picador amarillo a los ocho años, primera pintura al óleo de la que nunca se separó. Picasso fue un estudiante brillante y precoz que a los catorce años superó en un solo día el examen de ingreso en la escuela de la Lonja. Según una leyenda, su padre, que quiso ser artista y fue profesor de dibujo, le entregó su paleta y los pinceles al ver los dibujos infantiles del joven Pablo y prometió no volver a pintar jamás. Para la historia queda la famosa cita que muestra su talante y su enorme talento: «Desde niño pintaba como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a pintar como un niño».
Mark Zuckerberg es el más joven de los millonarios de la lista Forbes. Su talento como programador y su instinto de empresario le llevaron a lanzar Synapse Media Player con tan solo dieciocho años, y con veinte, a crear ese lugar llamado Facebook en el que todos estamos.
Saramago saltó a la fama con Ensayo sobre la ceguera, publicada a los 73 años
José Saramago es el único premio Nobel de literatura que ha dado Portugal. Fue un escritor muy tardío que, debido a sus humildes orígenes, combinó diversos oficios hasta que, a los 54 años, pudo dedicarse plenamente a la literatura. Pero no sería hasta la publicación de El Evangelio según Jesucristo, y sobre todo hasta la aparición de Ensayo sobre la ceguera —tenía entonces 73 años—, cuando le llegaría su consagración definitiva como escritor. Sí, 73 años, y aún le faltaban tres años más para obtener el premio Nobel.
Todos estos ejemplos de casos exitosos tanto en plena juventud como en plena madurez demuestran que no hay una edad preestablecida para la vocación. Cualquier momento es bueno para que uno se convierta en lo que quiere ser y para materializarlo llevando a cabo la tarea que desee. Luego el éxito es (o no) una consecuencia de esa vocación y pasión.
El éxito tiene que ver con encontrar la mejor propuesta de ti mismo
En mi opinión, el éxito tiene que ver con encontrar la mejor propuesta de ti mismo, y no con el momento cronológico, con la edad en que este encuentro sucede. Considero que el éxito no es otra cosa que la puesta en práctica de la felicidad, y este es un camino que no está ligado a los tiempos que las exigencias sociales predeterminan para el desarrollo de una actividad. En esto, el personal branding tiene mucho que aportar como herramienta de autodescubrimiento a la hora de sacar a la superficie y gestionar el nicho de felicidad que todos llevamos dentro. Recuerda: sólo tú decides cuándo vales.
Enrique Rueda. Muchas veces los estudios que elegimos inicialmente nada tendrán que ver con nuestro futuro laboral. O eso es lo que creemos. Al tratarse de años cruciales, moldean nuestra forma de ver el mundo. Ese fue mi caso. Aunque estudié Historia del Arte y nunca he abandonado la crítica, me dediqué al marketing y a la coordinación de equipos comerciales, y dudo de que hubiera desempeñado mi labor de la misma forma si hubiera estudiado otra disciplina.
Un artículo excelente que me viene como anillo al dedo pues estoy intentando demostrar que no sólo la juventud puede aportar éxito profesional. La frase: el éxito tiene que ver con encontrar la mejor propuesta de ti mismo, y no con el momento cronológico la voy a convertir en máxima. Gracias. Un abrazo.
No hay edad para cosas nimias como las de Saramago, Miguel Angel o Larry Page. Pero para dirigir una empresa española, con 33 años no estás preparado. Se escuchó en una mesa redonda sobre industria 4.0, con los ponentes llenándose la boca de innovación. Al parecer la experiencia es indispensable aunque sean 40 años de hacerlo mal.
Muy interesante. Gracias por este artículo
Qué grandes reflexiones, Enrique!
Y si uno puede decidir cuándo vale, ¿quién decide cuánto vale uno?
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