Las personas nos hemos convertido en esa raza en el que el día a día lo desperdiciamos de manera vulgar, en el que el tiempo nos absorbe sin llegar a metas o emprender aventuras, una raza que no profundiza o no dedica tiempo a entender o valorar el por que de las cosas que nos rodean, nos hemos convertido en meros observadores del día a día, en meros objetos pasivos de una rutina en la que no apreciamos aquello que nos rodea.
Los galos temían al cielo pensando que algún día se les podría caer encima, hoy en día la mayoría de los mortales ni tan siquiera le dedicamos un minuto a observar y a admirar la belleza y la simbología que nos regala la belleza de las estrellas, o tan siquiera en soñar en ver una estrella fugaz perdida en el cielo… hemos convertido la vida en mera travesía en la que embarcamos, navegamos y amarramos…
Por suerte hay personas que viven la vida entre pleamares, marejadas, tormentas, ciabogas o incluso llegando a encallar con una intensidad que podría llegar a sorprender y en la que la en la mayoría de los casos termina en un frasco sin tan siquiera llegar a ser valorada o descubierta. Eso mismo ocurre con los productos que nos rodean, tienen una marca por lo que los compramos y los consumimos, pero no pensamos en el porqué de ellos, en el como han llegado a nosotros o la historia que tendrán alrededor de ellos.
Esto me ocurrió con un pequeño frasco que encontramos en las perfumerías de nuestras ciudades, un pequeño frasco etiquetado con el Nº5 y apellidado Chanel, detrás de este pequeño frasco hay un nombre de una gran mujer, el de Gabrille Bonheur una luchadora que nació en la pobreza siendo abandonada junto a su hermana en un orfanato de Aubazine por su padre, un vendedor ambulante pero que terminó revolucionando el mundo de la alta costura en la Francia mas elegante de los años 20 rodeándose de duques, pintores de la talla de Picasso o modistos admirados por Coco Chanel como Cristobal Balenciaga que fue adquiriendo renombre y del que Chanel llegó a decir que era el único modisto que existía ya que los demás no eran mas que meros diseñadores…
Chanel fue una mujer que se convirtió en un símbolo de la mujer moderna, empresarial y liberal en una de las épocas mas duras en Europa en continuo estallido de tifones a modo de guerras. Muchos simplemente conocen su marca, su logotipo, y realmente no conocemos el símbolo y la gran marca personal que puede haber detrás de ello, o que su seudónimo “Coco” se lo puso un apuesto militar nazi tras una buena interpretación en un café de una canción llamada “Qui qu`a vu Coco?” (Quién ha visto a Coco).
La fuerza se construye con los fracasos, no con los éxitos
Una mujer con identidad propia que vivió conforme a lo que pensaba y creía, sin tener miedo a ser diferente e ir contra corriente, una mujer que empezó con una pequeña tienda de sombreros en el 21 de la Rue Cambon de París, la ciudad de la luz, una mujer que se atrevió a presentarse en plena ópera con el cabello corto conllevando una verdadera revolución de imagen en la mujer y consiguiendo que las mujeres empezaran a cortarse el pelo, una mujer que hizo copiar las perlas que su amigo Dimitri Stravinsky al que conoció en Biarritz y lo convirtió en un collar de perlas con múltiples vueltas convirtiéndose en uno de sus iconos, una mujer que se atrevió a cortar la falda y desnudar el tobillo femenino o crear el “chanel Suit” por encima de la rodilla dejando anonadados a los mas puristas, o incluso a ir a una cacería en pantalón sorprendiendo a todos los presentes.
Al fin y al cabo una mujer que vivió, sufrió y triunfó de la que muchos deberíamos aprender, ya que como Coco Chanel decía, “la fuerza se construye con los fracasos, no con los éxitos«.
Personal Brander & Online Marketing Manager. Emprendedor apasionado del social media. Especialista en asesoramiento especializado en análisis y aplicación de desarrollos de estrategia de marketing online para gestión de marcas y personas. Formador de Ecommerce, SEO, Marketing Online y Redes Sociales.