¿Cómo lo tienes para sobrevivir a un ERE?

Experiencia probada: cuando una persona ha sufrido un despido a causa de un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) piensa, sencillamente, que ha tenido mala suerte.

FALSO.

Imaginemos dos personas con competencias, habilidades y salario idénticos: Elena y Marta.

Por desgracia, las cosas en la empresa no van muy bien. Imaginemos que tu, quien está leyendo esto, eres el responsable de la empresa que debe tomar la dura decisión de prescindir de Elena o de Marta.

  • Elena es puntual. Marta también.
  • Elena saluda a todo el mundo con un buenos días y una sonrisa. Marta pasa rápido con un “Qué hay?”.
  • Elena da a menudo con maneras de hacer su trabajo más fácil y ameno. Marta se limita a cumplir lo mejor posible con su tarea.
  • Elena ha sabido crear una corriente de empatía a su alrededor. Marta se guarda la simpatía para su vida privada.
  • Elena sabe dónde quiere estar dentro de 5 años, y trata de ser consecuente con ese objetivo. Marta vive al día, la empresa no le dice nada, es un medio de sustento.
  • Elena se ha prestado como voluntaria para organizar algunos eventos de la empresa, aun fuera de horario. Marta piensa que 8 horas son suficientes.

 

Ambas desarrollan su trabajo con la misma eficacia, pero llegado el momento, ¿Qué decisión tomas? ¿De quién prescindes?

 

En condiciones normales, Elena sobrevive al ERE. No por tener suerte, ni por ser más eficaz o más guapa. Elena sobrevive porque se ha convertido en alguien cercano a la empresa, casi imprescindible, porque ha sabido ver más allá de hoy y ha pensado en mañana. Lo curioso es que Elena y Marta son hermanas gemelas. Pero ya se sabe, no hay dos gotas de agua iguales.

Elena, quizás sin saberlo, ha trabajado bien su branding personal. Y tu, ¿Cómo lo tienes para sobrevivir a un ERE?

0 comentarios en «¿Cómo lo tienes para sobrevivir a un ERE?»

  1. Aunque es difícil que se de un caso tan particular como el de Elena y Marta, reconozco que, llegado el caso, quien a sintonizado mejor con la empresa, su gente, sus valores… tiene más posibilidades de seguir adelante.

    Yo me instalé en la zona de confort y me tocó recibir. Curiosamente, y como dice usted, al principio pensé que era mala suerte.

    Javier C.V.

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