Fue una de las divas más reputadas en el pasado siglo, hizo revivir el bel canto y ayudó a divulgar la ópera fuera de los círculos tradicionales. Se trata de María Callas, la Divina. Y a pesar de todos sus méritos artísticos su nombre está asociado al de Aristóteles Onasis el gran amor de su vida.
Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoúlou nació en Nueva York el 2 de diciembre y su padre, farmacéutico, cambió su apellido griego por el de Callas porque era más fácil de pronunciar. Desde muy pequeña demostró ser muy tenaz e imaginativa. Parta poder matricularse en el Conservatorio de Atenas, donde se trasladó tras el divorcio de sus padres, mintió sobre su edad para poder ser admitida afirmando tener dieciséis años.
Nunca tuvo reparos en hacer prevalecer sus opiniones y gustos. Cuando regresó a Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial, se le dio la oportunidad de interpretar Fidelio y Madamme Butterfly en el Metropolitan Opera House y rechazó ambos papeles porque no quería cantar Fidelo en inglés ni debutar en Estados Unidos con Butterfly.
Supo aprovechar las oportunidades que se le presentaron. En 1949 le habían otorgado un papel secundario en I Puritani que no le gustaba y decidió ensayar en privado el papel de protagonista. La esposa del director la oyó cantar e inercedió para que le dieran el papel. En una semana se aprendió la partitura completa y triunfó.
Todo un carácter. Cuando debutó en la Scala de Milán con Aida el píublico la acogió con frialdad y se marchó de la escena dejando la representación sin terminar. Aunque el éxito le sonrió en la siguiente representación y se la empezó a llamar La Divina.
Sus colegas le reconocieron su gran valía. La soprano Elisabeth Schwarzkopf se negó a seguir interpretando La Traviata tras ver una representación de la Callas: “¿Cuál sería el sentido de hacerlo si otra artista lo puede hacer perfecto?”
Amor apasionado. Vivió una relación tormentosa con el magnate griego Aristóteles Onasis por el que dejó a su marido Giovani Meneghini que se prolongo durante nueve años. Durante este periodo su voz entro en un declive del que nunca se recuperó. Onasis la abandonó súbitamente en 1968 para casarse con Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente JFK. Cuentan las crónicas que nunca pudo superar este mal trance
Final movido. María falleció en septiembre de 1977 de una crisis cardíaca según la versión oficial o por ingesta masiva de tranquilizantes según otros. Su cuerpo fue incinerado el cementerio parisino de Père Lachaise. Su urna fue robada y recuperada unos días más tarde y sus cenizas acabaron dispersadas en el Mar Egeo.
Un legado para el recuerdo. Sus máximas creaciones fueron Norma ,Medea, La Traviatta, Lucia de Lamermoor y Tosca que destacan de un variado repertorio. Llegó a interpretar hasta 47 personajes. Y hoy nos hemos enterado que próximamente la actriz española Paz Vega dará vida a Maria Callas en una película dirigida por Olivier Dahan.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Jordi,
A mi una vez me contaron que no había dudas en la causa de su muerte, me dijeron que había muerto por amor. La pena inundó su vida después de la ruptura con Onasis.
Si hay alguien como yo, que no es un gran seguidor ni entendido de la opera…que escuche «La mamma morta». Será consciente de lo que la voz del ser humano te puede hacer sentir.
Saludos,
Javier