El día después

Ya se acabó el jolgorio o por lo menos una de sus partes gordas. El día después de Navidad me suena como  a la jornada de reflexión al final de una campaña electoral pero a la inversa, a toro pasado. Será porque todavía nos falta que el año nuevo ocupe su lugar con toda la batería de esperanzas y buenos propósitos si aun existen ya que la cosa está que arde y no parece tener a corto plazo expectativas de solución; los brotes verdes son propios de la primavera y el invierno acaba de empezar.

Estamos en una encrucijada complicada, en España tenemos el paro más elevado de Europa, y ni las personas con trabajo, fijo o no, tienen garantizado el cobro de sus nóminas.  Y cuando las cosas van financieramente mal, la balanza siempre se inclina por el lado desfavorable a las personas y, a pesar de la hipocresía legislativa del gobierno, los desahucios siguen. Y todavía el mensaje oficial es que debemos purgar los pecados de abundancia de cuando las vacas eran gordas y en la oficina bancaria te llamaban estúpido si estabas pagando un alquiler y no solicitabas una hipoteca.

Comparto íntegramente el pensamiento del profesor Luis Rojas Marcos que leí en la Contra  de la Vanguardia del día de Nochebuena: “ El sufrimiento no te hace más sabio ni mejor persona. El sufrimiento interfiere en todo y no sirve para nada. Lo que ocurre es que a veces nos hace descubrir aspectos de nosotros mismos que no conocíamos pero estaban ahí”.  Me alegró mucho leerlo, de verdad, encuentro a faltar personas que digan las cosas por su nombre, estoy harto de la legión de coachs  y otros piratas que nos quieren vender métodos para hacer del sufrimiento y de la escasez virtud,  como si todavía tuviéramos que dar gracias por esta crisis y por la desfachatez con que se está gestionando. Es evidente que podemos vivir con menos o sin nada si hace falta, pero yo me apuntaré a este carro cuando los que nos han puesto en esta situación respondan por lo que ha hecho, todos.

Gestionar nuestra marca personal no es un conjuro contra los mordiscos que nos da la vida pero ayuda.  “ Pensar que puedes hacer algo por mejorar tu vida ayuda incluso en situaciones en las que no puedes hacer mucho” decía también el profesor Rojas Marcos y “ narrar lo que sientes te obliga a organizar tu historia, rebaja la intensidad emocional y alarga la vidaen definitiva “observarse  a uno mismo y estar abierto a las respuestas de los demás, conocer lo que nos gusta y lo que no y nuestras limitaciones. Y hay que ser conscientes del impacto que tenemos en los demás”.

Si durante este año he podido poner en vuestros corazones una pizca de esperanza, un poco de método para ayudaros a ver la vida desde el lado bueno y a ser reconocidos por los demás  ya me doy por satisfecho, completamente satisfecho. Y dentro de doce meses, el día después de Navidad, volveremos a hacer balance. Gracias por estar aquí.

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