Blíndate de los buitres

Esta mañana, en medio de una reunión de planificación con los colegas de Soymimarca, el vibrador de mi teléfono me ha puesto sobre aviso de una llamada de una clienta con la que no conseguía conectar desde la tarde de ayer y que por sus mensajes de voz parecía que tenía cierta urgencia. Me llamaba desde el aeropuerto para comentar y analizar el impacto en su marca personal de un cambio en su organización y las actitudes a tomar frente al papel negativo de algunos de sus colegas.

¿Alguno de vosotros, queridos lectores del blog, ha tenido que convivir en un comité de dirección con personajes que aparentando una abnegación, dedicación, competencia profesional y amor a la compañía lo que realmente hacen es servir a sus intereses particulares o a nada en concreto? ¿Habéis experimentado el hastío teniendo que negociar hasta la saciedad los más mínimos detalles para que las cosas más triviales se puedan poner en marcha? ¿No os habéis encontrado con personajes que bajo una aparente situación de control en sus departamentos por no saber delegar absorben todas situaciones y los convierten literalmente en un polvorín? Yo, sí.

Son los directivos tóxicos. Su manera de hacer nos puede hacer perder los nervios, minar la autoestima y en momentos de crisis poner la propia compañía al borde del abismo.

Por su ejemplo los distinguiréis. Para clasificarlos, a lo largo de mis años en diversos ruedos empresariales, he ido elaborando una tipología que os voy a revelar por si os puede ser de utilidad.

El bonachón, se le reconoce porque bajo una apariencia de ser gente legal, buena gente, a menudo simpática con buen rollo y hasta amante de la buena mesa tiene una visión restringida del negocio y de las personas y es un obstáculo para el cambio.

El chantajista, acostumbran a ser profesionales competentes en su terreno, el mejor profesional, lo que les convierte en egocéntricos incapaces de delegar. Tiene sus departamentos sumidos a la tiranía del control total, exigen fidelidad a toda prueba y da cobijo a una tribu de incompetentes que pasan desapercibidos precisamente porque  él es quien realiza todos los trabajos. Frena el cambio con la amenaza de la dimisión que dejará a la compañía huérfana de conocimiento.

El canalla, es un personaje que de entrada ha tenido una actitud positiva para la organización y sus éxitos le han elevado al pedestal de los héroes. Es muy competente y se rodea de gente también muy competente, es exigente y aprieta a sus subordinados para que actúen a su imagen y semejanza. Actúa en beneficio estrictamente propio  boicoteando cualquier acción que no le reporte resultados personales y no le importa dañar a alguna parte de la organización, como obtiene buenos resultados acaba vistiendo el traje de Supermán y arreglando la cuenta de resultados para llevarse su parte de retribución variable.

El anti grupo, anti organización y anti normas. No soporta trabajar con criterios ordenados y comunes de actuación, vaya, no le gustan las normas. Siempre hace lo que le da la gana y lo justifica de manera más o menos sólida. Se hace difícil trabajar con él y cuando es posible es a costa de tener que cargar con el peso de tener que organizar su caos y al final acaba compartiendo las mieles del éxito y escabulléndose del fracaso en medio del caos.

El ventilador, cuando pone en marcha las aspas difumina sus errores y las culpas en todos los sentidos y permanece indemne. Puede compartir este perfil con alguno de los anteriores y su actitud normal es el ataque constante aunque no venga a cuento.

El normativo, encuentra en las normas, procedimientos y la legislación en general escusas para no actuar ni dejar actuar a los demás. Boicotea las reuniones con argumentos de imposibilidad en la mayoría de situaciones. Es un pelmazo.

Hay más seguro pero no he tenido el horror de experimentarlos. Son personajes que dejan huella, que abren boquetes por donde pasan y que tienen el dudoso honor de tener una anti marca personal que como la anti materia en contacto con las marcas personales  auténticas puede hundirlas y neutralizarlas.

Hay que evitarlos y neutralizarlos usando todos los recursos que tengamos a mano. Facilitando la justa información para que no la mal utilicen, tejiendo alianzas que esterilicen sus intentos de boicot al quedar en minoría, denunciando su actitud y no siguiendo su juego cuando aparezcan como salvadores o abriendo espacios mentales que permitan abstraernos de su presencia.

Vencerlos refuerza nuestra autoestima y nos hace menos vulnerables. Reforzar nuestra marca personal nos hace resistentes a sus intentos de erosión.

Un buen viernes para todos y un fuerte abrazo para mi clienta.

Jordi Collell / Personal Branding Coach / soymimarca

0 comentarios en «Blíndate de los buitres»

  1. Hola, he leído muy interesado la nota en el blog y he estado bajo el mando, en más de una ocasión, de uno de éstos personajes tipificados en la nota.

    Mi duda es cómo enfrentar la situación ya que estos personajes abundan en la vida laboral cotidiana y no sólo minan la autoestima sino que hacen que nuestra tarea diaria profesional se vea opacada por el desarrollo del instinto de «cuidar la trinchera» en lugar de sacar lo positivo de cada uno.

    Sin más rollos buen fin de semana.

    Juan

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