Caraduras, insatisfechos y carroñeros

En los tiempos que corren hay que tener ojo clínico para distinguir a los que quieren aprovecharse de uno. Será porque de momento hemos sobrevivido a la crisis y queremos seguir viviendo para ver cómo será la recuperación y volver a tener una sonrisa en los labios -sobre todo a final de mes- que tengo la impresión de que somos pasto de depredadores, algo parecido al final de una batalla cuando aparecen los carroñeros para darse un buen festín.

soymimarca_personalbranding_caraduraLos aprovechados actúan como los virus oportunistas, están siempre ahí presentes, pasando desapercibidos, casi sin molestar hasta que detectan una situación de necesidad, debilidad o despiste por parte de su víctima y en este preciso momento de debilidad es cuando atacan y causan estragos. Por su condición de camuflados constituyen un peligro ya que en muchas ocasiones la piel de cordero que utilizan como camuflaje nos puede llegar a seducir y hacernos caer en su telaraña. No se distinguen a la legua y se necesitan distancias cortas para poder intuirlos y algunas veces es necesario utilizar señuelos para ponerlos en evidencia.

Seguramente a estas alturas del texto alguien se preguntará -y no si razón- qué tienen que ver los aprovechados con la marca personal y por qué este interés mío en no dejarles en paz. Todo lo que pueda poner en peligro nuestra integridad afecta a nuestra marca personal y todo aquello que pueda hacer mella en nuestros recursos, sean del tipo que sean, acaba afectando nuestra integridad y nuestra marca. Apropiarse de lo que hemos creado, querer recibir de nosotros más de lo que nos hemos comprometido a dar o simplemente urdir estratagemas para no pagarnos afecta de manera directa a la huella que dejamos en los demás y por lo tanto es lícito y hasta saludable que hablemos de ellos.

Los caraduras

El primer representante de los aprovechados es el caradura. Se caracteriza por pedir mucho y no dar nada a cambio. Propone acciones para conseguir que se les tienda una mano y pasa a devorar el brazo hasta la altura del codo y es experto en liar las situaciones para conseguir largarse sin pagar.

Habla mucho, promete más, justifica hasta el agotamiento el por qué no da un anticipo al inicio de un trabajo y al final no paga.

Los insatisfechos

Los insatisfechos son los que buscan una rebaja en el precio final a través de la queja. Contratan un servicio profesional, participan en su desarrollo de manera absolutamente normal, con ilusión y al final o bien hacen una propuesta fuera del ámbito acordado o se buscan una excusa para demostrar insatisfacción, decepción y hasta indignación para salir corriendo dejando, esto si, las facturas pendientes de pago y quedándose con lo hecho, naturalmente.

Los invasivos

Los invasivos son los oportunistas del partenariado. Se ofrecen o aceptan una colaboración profesional para devastar el entorno, tomar posesión y expulsarnos. Se les busca para dar un mejor servicio a un cliente, compartir un gasto o lo que sea y acabamos sin cliente, fuera de lo que queríamos compartir y con cara de tontos.

Hay más, tantos que daría para escribir un tratado pero por ahora lo dejamos aquí.

La mejor y única manera de detectarlos es seguir el juego. Hacerse el listo y desconfiar de entrada de manera universal nos hará perder oportunidades, posibilidades de facturar y pasaremos por ser desconfiados y poco arriesgados. Hemos de estar con muy atentos a los pequeños signos para poder pararlo. En caso de duda es mejor bloquear un proceso que arriesgarse a perder la casa, los muebles y los clientes.

Seguro en algún momento un aprovechado ha querido entrar en vuestra vida y si no alguno lo intentará en el futuro. Por favor no bajéis la guardia.

Imagen:  Rankia

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