De ti depende salir del pozo

 

Estamos acabando el año y ahora toca centrarse y comenzar a pensar en el futuro. Todavía no hemos salido de la crisis pero se van viendo luces al final del túnel y ahora lo más importante seguro que está por hacer.

pozo
Google Images

¿Cómo vamos de moral y de ánimos? Si hemos visto desaparecer a muchos compañeros y amigos de su puesto de trabajo y nosotros hemos conservado el nuestro seguramente estaremos pensando que no nos podemos quejar porque hemos salido bien parados de la quema aunque el gusanillo que tenemos dentro nos estará enviando mensajes de tristeza y nostalgia.  Si nos ha tocado a nosotros pasar a la condición de parado o hemos perdido por el camino parte del salario estaremos viendo las cosas desde otra perspectiva y aflorarán otras emociones quizás rabia, también tristeza, miedo a lo que nos puede pasar si no salimos pronto de esta situación. En cualquiera de los dos casos no nos habremos quedado indiferentes.

 

Puede ser que estemos iniciando un nuevo proyecto que no acaba de arrancar o que nos estemos planteando uno nuevo que no sabemos como darle forma o que hemos tenido que recoger nuestras ilusiones y aparcar lo que con tanta ilusión habíamos iniciado.

 

Lo que si es cierto que, siendo prácticos, estamos en el baile y no toca más remedio que bailar porque las bocas no se llenan con buenos propósitos o con tristezas. No podemos apearnos porque la vida no tiene apeaderos, estás si o si y en caso contrario lo que estás es muerto.

 

Yo he tenido algunas veces en mi vida la tentación de bajarme a la brava, porque aunque ya sabéis que me considero afortunado y soy de naturaleza optimista no siempre las cosas me van bien y cuando esto sucede siempre acabo recurriendo a mi experiencia y sigo con fuerzas renovadas.

 

  • Recrearse en el dolor es una manera de encerrarse en una zona de confort. Si cuando nos preguntan como estamos decimos de manera sistemática que mal pero que le vamos a hacer, posiblemente estemos instalados en una áspera y desagradable comodidad que es la de haber aceptado vivir en el sufrimiento. Aunque parezca inocente y voluntarista cambiar el respuesta nos ayudará a ver las cosas de otra manera y a ponernos manos a la obra.

 

  • Vivir en los prejuicios nos sale caro y no sirve para nada. Si estamos mal o necesitamos algo que no sabemos como alcanzar hemos de atrevernos a pedir ayuda, si tenemos una duda respecto a algo o a alguien que no podemos disipar, hemos de atrevernos a preguntar y en cualquier caso hemos de estar dispuestos a recibir y a agradecer. Tenemos una innata inclinación a pensar que no importamos a los demás, que lo que no podamos conseguir solos es inalcanzable y que los demás se nos van a reír a la cara cuando sepan que les necesitamos y esto es un prejuicio, con todas las letras. Preguntémonos en cada situación, ¿qué perdemos? y ¿qué podemos ganar?

 

  • Ocultarse si no es para jugar al escondite es un mal asunto. Y tenemos todos una tendencia al secreto que va más allá de lo que es sano y juicioso.  Si no vamos contando por ahí lo que nos pasa, si no explicamos lo que sabemos hacer o lo mucho que valemos nadie, nadie, nadie, se va a enterar y nos va a echar una mano. Aquí  no valen las vergüenzas que no son más que el reflejo de prejuicios sobre los demás ni las falsas purezas del tipo si yo soy bueno tarde o temprano alguien reparará en ello y me tendrá en cuenta  porque si bien esto último puede ser cierto tu necesitas poderlo ver y a largo plazo seguro que estás muerto.

Centrémonos pues y veamos cómo hemos de salir del pozo en el que estamos metidos, siempre hay uno afortunadamente que nos ayuda a crecer, pidamos ayuda y planifiquemos lo que necesitamos y sobretodo  que nos vean y que sepan que existimos. Es nuestra responsabilidad y nuestro futuro depende de ello.

Deja un comentario