No paro de escuchar y leer que muchos e-recruiters, nethunters o cazatalentos pueden «escanear» tus redes sociales para descartarte, no para confirmar la validez de tu candidatura. Era de esperar que esto pasara. El currículum «mortae» suele ser un cúmulo de tópicos que a menudo no ayuda a decidir nada. Y claro, las personas que se dedican a reclutar (y en eso tengo buenos referentes cercanos) buscan más información que les ayude a tomar decisiones. Y, desde luego, es tentador (y aconsejable) analizar la huella digital.
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¿Hay huella digital buena y mala?
Claro. La mala persona es mala fuera y dentro de la red. Tarde o temprano saldrá su YO natural. Y lo mismo con la buena. Lo que sucede es que incluso una buena persona puede haber dejado una mala huella digital. Casi siempre por ausencia. Recordemos que todo deja marca, lo que decimos y lo que callamos, lo que hacemos y lo que no hacemos.
Si estamos en situación de búsqueda o mejora de trabajo, vamos si hemos lanzado candidatura al empleo, hay que vigilar nuestra huella digital en dos ámbitos:
Huella digital por ausencia
En estos casos, los e-recruiters suelen encontrar lo que llamo basura digital: información no controlada por el candidato. Lo más frecuente es:
- Aparecen datos excesivamente personales como dirección personal, teléfono… La causa es que posiblemente se haya descargado un software en lugares peligrosos y no se ha leído la letra pequeña. Nada es gratis, tú te descargas un software pero a cambio de datos personales que pasan a otras empresas para su explotación.
- Aparecen datos sobre cargos de obligado apunte en el registro mercantil, como apoderados, administradores… A menudo esa información puede ser negativa.
- No aparece información exactamente tuya, pero sí de personas que se llaman como tú, y que pueden hundir tu reputación si el e-recruiter no es hábil en la búsqueda.
Huella digital negativa

Los e-recruiters suelen encontrar lo negativo. Normalmente es lo que se comparte más, y por eso sube a primeras posiciones orgánicas si no eres alguien que publique con asiduidad. Lo frecuente:
- Todos habremos escrito o dicho algo que tenía sentido en un contexto pero no fuera de ese contexto. Esto es algo muy habitual de periodistas que buscan titulares fáciles en tweets, por ejemplo.
- Todos habremos tenido un momento de euforia que nos ha hecho compartir algo que, pasada la euforia, no lo hubiéramos publicado. Aunque una publicación se pueda borrar, no es fácil borrar el rastro que haya dejado a través de otras personas.
- Si tienes un perfil trol de esos que te permite desahogarte diciendo lo que piensas sin pensar lo que dices, en principio no deberían identificarlo con tu nombre. Pero vigila, al final todo se sabe y siempre hay alguien que puede hablar más de la cuenta y revelar el perfil. En ese caso, olvídate de encontrar trabajo.
Desconocemos el criterio del reclutador, y también el de la empresa que busca candidatos
No existe un manual de estilo universal para que un reclutador descarte a alguien. La subjetividad es elevada, y todo es opinable. Imaginemos que la empresa empleadora ha dado instrucciones de descartar a candidatos cuya huella digital contenga información sobre gustos, aficiones, filiaciones. O también personas que de vez en cuando se hacen un selfie. O personas que publican mucho, o poco.
Te diré algo, si alguien nos descarta alguna vez por ser nosotros mismos (y no somos gilipollas), quizás nos estén haciendo un favor. Seguramente no nos interesa trabajar en una empresa con criterios tan cerrados, de esas que «capan» la conexión a redes sociales a los empleados, de esas que por fuera aparentan pero por dentro nadan en un mar de caspa.
La persona que recluta, aunque aplique su propio criterio, sigue instrucciones de la empleadora. A veces encontrar el equilibrio entre lo que publicamos y lo que no publicamos es difícil. El criterio de pensar 10 segundos antes de publicar y hacerse las tres preguntas mágicas suele dar buen resultado.
- Esto que voy a publicar, ¿es mejor que el silencio?
- Esto que voy a publicar, ¿aporta valor a quienes quiero que lo aporte?
- Esto que voy a publicar, ¿me aporta valor a mí?
Los que nos dedicamos al personal branding tenemos mucho trabajo analizando y tratando de mejor la huella digital, esa parte de la marca personal al alcance de todos. Que tengas un feliz día, y si eres candidato a mejorar o conseguir trabajo, ten muy presente las tres preguntas mágicas.
Imagen portada: Photo by Victoria Heath on Unsplash
Consultor, formador y conferenciante sobre personal branding.
Socio fundador y Personal Brander en Soymimarca.
Convencido de que todo deja marca, ayudo a humanizar empresas y ayudo a profesionales a proyectar su marca para lograr sus objetivos.
Además de Soymimarca, soy socio en Integra Personal Branding México, y Director de Branding en Omnia Branding.
Profesor en ISDI, en el EMBA de IESE. Publicitario colegiado, master en Mkt y estudiante de grado de Humanidades (UOC).
Mi ADN está formado por experiencias en Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
guillemrecolons.com
Veo, querido Guillem, que sigues la admonición de Buda:
‘Antes de hablar, pregúntate: ¿es verdad lo que vas a decir? ¿es necesario? ¿es amable?’
Enhorabuena por este fantástico post.
Mil gracias Oscar! Pues debo decir que Buda fue un gran inspirador de muchas cosas que defendemos ahora. Un abrazo!