Impostora es aquella persona que finge ser alguien diferente. No debe confundirse con un embaucador o charlatán que es alguien que hace promesas que no piensa cumplir basándose en la ingenuidad o inexperiencia de sus interlocutores. De todos modos en muchas ocasiones son perfiles complementarios.
La impostura es un tema serio, los impostores nos rodean y nos acechan y es un concepto que se presta a la frivolidad porque descontextualizado en muchas ocasiones tiene tintes grotescos. Desde el Pequeño Nicolás hasta la actriz Anna Allen, de la que nos habló la semana pasada Alexia Herms, pasando por personajes como Alicia Esteve que simuló víctima de los atentados del 11 S y Enric Marco que fingió ser superviviente de los campos de concentración nazis tenemos una larga colección que nos puede proporcionar horas y horas de conversación.
Los impostores tienen su lado morboso porque es relativamente fácil verse reflejados en ellos, todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido momentos de impostura, posiblemente leves, presumiblemente de buena fe con la única finalidad de conseguir pequeños momentos de gloria, de reconocimiento, seducción o de lo que fuere. Una mirada retrospectiva de nuestra historia personal nos ayudará a refrescar la memoria y a aumentar nuestro apartado de autoconocimiento.
Javier Cercas en su novela y ensayo El Impostor sobre la vida de Enric Marco relaciona al impostor con la incapacidad o falta de voluntad para decir no a situaciones diversas. El querer ir a favor de la corriente, de lo que se lleva, de lo que es políticamente correcto es el germen de la impostura. El primer acto de impostura se genera cuando uno mismo renuncia a vivir su propia vida por miedo a los costes, renuncias y daños colaterales que puede suponer y pasa a vivir la existencia que le toca a tenor de las circunstancias. La rebeldía es el antídoto contra la impostura.
Los impostores buscan el reconocimiento de los demás atribuyéndose hechos, situaciones y experiencias que no han vivido, no reconocen en su existencia una propuesta de valor suficiente para ser conocidos, reconocidos y memorables y cruzan el umbral de la realidad para entrar en el mundo de la ficción. Intentan suplir carencias personales de formación y experiencia y en otros sociales y de relación y al final deciden cambiar la realidad por la virtualidad.
Es impostor el que ejerce una actividad e intenta hacer creer que dispone de una experiencia profesional previa que en realidad es inexistente, también lo es quien se atreve a opinar como un experto sin serlo o el que se apropia de los logros de los demás en provecho propio. Es también impostor quien infla su curriculum para causar una mejor impresión en un proceso de contratación o que se atribuye hechos y andanzas para seducir a otra persona.
Puede suceder que de manera poco consciente se entre en el juego de la impostura. Es una situación que reafirma la importancia del autoconocimiento en la gestión de la marca personal ya que permite detectar aquellos comportamientos que nos pueden perjudicar y que se adoptan de manera mecánica o inconsciente. Tener el kit de valores personales a punto y querer decir no puede ser un remedio efectivo para salir de estas situaciones, si entre los valores se incluye la autenticidad y la integridad ya tenemos un trecho del camino recorrido y en cualquier caso reflexionar sobre ellos será de gran ayuda.
Ser claros en el mensaje, en la formulación de la propuesta de valor y no pensar exclusivamente en el corto plazo alejan del rol de impostor, la ambigüedad y el cortoplacismos pueden fomentarlo.
La impostura es un enemigo de la marca personal porque al desarrollarse al margen de su autenticidad obedece a criterios y finalidades puramente mercantiles. Cuando caemos en la tentación de entrar en este juego hay que ser consciente de los riesgos que se corren para valorar si vale la pena el riesgo que supone.
El impostor es un artefacto y los artefactos no dejan marca, no dejan huella y se les olvida con la misma facilidad que se les ha ensalzado al descubrir su realidad.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Muy buen post Jordi, llama la atención que nadie haya hecho un comentario. Es muy sensato y enriquecedero, sobre todo por aquello de que «todos hemos tenido/tenemos/tendremos algún momento de impostura». Creo que el advenimiento de Internet y la forma en que la psicología de los 2.0 para arriba se desarrolla favorece la impostura, por eso de la mente espontánea de lo quiero ahora y vivo sobre la línea (…..la última línea del whatsapp!!). Debo reconocer que soy bastante 0.0 en muchos aspectos. Desde la psicología de lo profundo… podría pensarse que todos somos un poco impostores, en tanto la relación que existe, por lo menos desde el Psicoanálisis entre el inconsciente y la conciencia pero aquí quisiera hacer una reflexión: Me parece que estamos rodeados mas de «Farsantes» que de impostores, mas «Sparrow» que gente como Enric Marcó que evidentemente son mas que impostores «Estafadores». Interesante el perfil del farsante, creo que es mas común y x lejos «socialmente aceptado» – está plagado de farsantes – te lo dejo caer para pensar y reflexionar: Hay una cultura de «despersonalización que produce farsantes?». Linkedin debe ser la mayor red de concentración de impostores/farsantes del planeta 😉 . Como mejorar en la impostura: Aparte de los valores que mencionas – autenticidad e integridad – agregaría – honestidad y sobre todo coherencia – quiero aclarar que a mi juicio se habla mucho de valores y lo que hay que trabajar o intentar crear, estimo ya que de experto tengo poco en el tema, al crear una marca, impronta personal es hacerlo «alrrededor de PRINCIPIOS» los valores son personales y los principios universales. Me parece importante mencionarlo. A modo de conclusión entiendo que el desarrollo de una marca personal o por lo menos intentarlo es un buen recurso, casi terapéutico, para evitar caer en imposturas de algún tipo. Felicitaciones!