“Algunas personas miran al mundo y dicen ¿por qué?, otras miran al mundo y dicen ¿por qué no?” George Bernard Shaw
Hemos hablado ya de narrabilidad, de bondad, de autenticidad, de disposición y de relevancia dentro de las cualidades esenciales de la marca personal. Hoy hablamos del optimismo.
El optimismo es una manera de mirar el mundo, es una actitud, una forma de ser y una forma de hacer, de actuar. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables, es al mismo tiempo un valor que ayuda hacer frente a las dificultades con un estado de ánimo positivo y es también tener confianza en nuestras propias capacidades y posibilidades contando siempre con la ayuda de los demás.
El optimismo es un elemento relevante de una marca personal que influye enormemente sobre nosotros y sobre nuestro entorno. Un optimista es siempre percibido como una persona positiva que avanza y ayuda a los demás para que vayan adelante a pesar de las dificultades.
Lo contrario del optimismo es el pesimismo. Por desgracia todos conocemos personas pesimistas que se empeñan en descubrir siempre el lado oscuro de las cosas de manera que ni avanzan ni dejan avanzar. El pesimista va siempre con las ojeras puestas que sólo le dejan ver las piedras que encuentra por el camino pero que le impiden tener la perspectiva necesaria para captar las oportunidades y acaba siendo un elemento considerado como tóxico porque emponzoña con su actitud su vida y la de los demás.
El optimista nace y se hace. Para cultivar optimismo en nuestra vida y en nuestra marca es necesario que nos conozcamos bien, que sepamos lo que queremos y que lo transmitamos de manera eficaz. Gestionar la marca personal contribuye a generar dosis importantes de optimismo porque un optimista es ante todo realista y es consciente del terreno que pisa, siempre es responsable de lo que hace y es por ello capaz de comprometerse en proyectos de larga duración. El pesimista considera que el optimismo es un acto de irresponsabilidad y su propia ceguera le frena al compromiso y a la acción. El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista una excusa.
Winston Churchill decía que “un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. Y tu cuando miras un vaso ¿cómo lo ves, medio vacío o medio lleno
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Optimista sin duda. Siempre hay motivos. Enhorabuena.
Los pesimistas siempre frenan la acción y los realistas muchas veces tambien, sin embargo los optimistas al ver solo lo positivo son los que nos ayudan a avanzar. Por lo tanto a trabajar el optimismo