¿Te preocupa que no te quieran por ser mayor?

Miriam O’Reilly

La historia de Miriam O’Reilly ha saltado a la palestra en los últimos días. Se trata de una presentadora de informativos de 53 años que ha ganado un pleito a la BBC tras ser sustituida por personas más jóvenes en el programa en que trabajaba. Más allá de la noticia y del ejemplarizante final feliz esta situación nos debería hacer reflexionar en serio sobre la falta de consistencia de nuestra sociedad y cómo podemos acercar a nuestro ámbito de influencia medidas para paliarla siempre en nuestro beneficio.

Que lo que se considera gente mayor tiene dificultades para ser tenida en cuenta en el mercado laboral no es ninguna novedad, ¿hay alguien que no tenga algún próximo con una historia de discriminación en este sentido?

¿Acaso nos volvemos incompetentes?

¿A partir de qué edad somos mayores? ¿En qué cambiamos a partir de este momento? ¿acaso nos volvemos incompetentes? o simplemente ¿somos visualmente menos agradables según los cánones que alguien ha fijado? Y ahora se nos alarga la edad laboral hasta los 67.

Para mí todo esto rebaja a las personas a la categoría de “recurso humano”, de sujeto que puede ser usado y tirado al libre albur de los amantes de clasificar, encasillar y al final de decidir con criterios morfo psicológicos quien es válido o no. Si todavía no lo habéis hecho os recomiendo el post de este blog “Tenemos el currículo colgado de la cara”.

Y frente a esta pobreza intelectual hemos de luchar. Alguien dijo que no era conveniente perder el tiempo luchando contra aquello que está fuera de nuestro ámbito de influencia, postulado que comparto porque te ahorra innumerables pérdidas de tiempo, energías y esperanza. Coloquemos pues la lucha contra la discriminación por razones de edad dentro de la zona en que podemos influir que no es ni más ni menos que desarrollando una marca personal fuerte.

Una de las mejores maneras de desacreditar este comportamiento antisocial y abyecto es tomar consciencia cada uno de nosotros de que algún día seremos mayores, que cuando llegue el momento probablemente no seamos ni tontos ni inútiles y de que para evitar que alguien nos cuelgue el sambenito hemos de dar conocer lo antes posible quiénes somos, qué queremos, qué sabemos hacer  y qué hemos hecho. Cuantos más y más visibles seamos menos argumento tendrán. Si cuando lleguemos a mayores hay muchos que saben de nosotros lo que realmente somos difícilmente podrán decir que no valemos.

¡Que les den!

Y si ya somos mayores y nos cuesta que nos quieran, trabajando nuestra marca personal descubriremos nuevas maneras para seguir aportando, trabajando y ganándonos la vida sin tener que pasar forzosamente por el tamiz de los lectores de signos externos. ¡Que les den!

Y tened la certeza que esta batalla tanto los jóvenes como los viejos la tenemos ganada aunque cueste algo de sudor y lágrimas.

 

0 comentarios en «¿Te preocupa que no te quieran por ser mayor?»

  1. Jordi, no lo podrías haber dicho más alto y más claro ¡Que les den!

    Un saludo y felicitar a todo el equipo de Soymimarca por los post interesantísimos que publicáis diariamente.

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  2. Lo cierto es que en países orientales como China, Japón y en los EEUU se profesa un respeto a los mayores totalmente envidiable.

    Los staff directivos de las empresas se condideran importantes cuando hay «seniors», pero también se les respeta en otros cargos.

    En el terreno de las relaciones familiares, el respeto es máximo.

    En España muchos malos presidentes de empresas consideran que a partir de los 40/45 un directivo ya no rinde más y es muy caro, así que… a la calle!

    Encontrar trabajo a esa edad se complica, ya que las empresas prefieren arriesgarse con jóvenes inexpertos, pero cobran 600€ al mes.

    El Estado, no importa su color, solo se preocupa de las pensiones, pero no de arreglar este agravio.

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  3. El que toma la decisión de prescindir del de 40/45, habitualmente tiene en torno a 55/60. En la mayoria de los casos lo hace para evitar que lo prejubilen a el y se rodea de incompentes o de juniors que no le hagan sombra.
    Ahora bien el desperdicio en terminos de empresa y de país que supone está situación es inaceptable, en muchos casos el conocimiento acumulado y la experiencia en toma de decisiones críticas se pierde; y, cuando se repiten las mismas situaciones no queda nadie capaz de saber como se arreglo la última vez.
    En Italia el año 2005 ya se publicaba un libro de titulo significativo: «¿Demasiado viejos a los 40 años?» (http://www.shopping24.ilsole24ore.com/sh4/catalog/Product.jsp?PRODID=SH244777759), lo que supone que quizas es un problema ¿occidental?. Y ¿ por eso Europa va como va?
    En los antiguos gremios el maestro enseñaba al aprendiz, y este después mejoraba y evolucionaba el conocimiento adquirido. Ahora entra un aprendiz que en muchos casos se estrella en aquella piedra que el anterior ya conocia. Y no mejora nada ya que no sabe nada.
    Luego hay quién se queja que los jovenes no se comprometen con las empresas.

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  4. Sí, muy interesante esta reflexión.
    Habrá que cambiar poco a poco la mentalidad general para pasar a priorizar el valor inestimable de la experiencia no sólo profesional si no muy especialmente la vital.

    Todo esto nos permite afrontar nuevos retos, situaciones complejas, etc. con mayores garantías de éxito. Esto es imposible hacerlo con 25 años… si menoscabar a nadie por su edad.
    Pero lo que está claro es que a mayor edad, mayor experiencia… que, bien integrada, genera una infinitud de posibilidades… que, como diría Jordi, si además te encargas de realzarlas y potenciarlas construyendo tu propia marca…
    Gracias por estas reflexiones conjuntas.
    Gemma

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