¿Te sientes culpable de la situación actual de nuestra economía? ¿Realmente has vivido por encima de tus posibilidades? ¿ Has gastado a manos llenas endeudándote y poniendo en peligro tu economía y la de tu entorno? ¿Te fastidia que te acusen y te culpabilicen por lo que ni has hecho ni tenías intención de hacer?

Por mi parte ya basta. No me siento culpable de nada, no he hecho nada malo, me solidarizo con los que se endeudaron porque lo hicieron partiendo de unos supuestos de mantenimiento de una situación personal y profesional que ha cambiado y me fastidia que nos acusen de manirrotos los mismos que han fomentado el crédito fácil. Y me fastidia en lo mas profundo de mi persona que sólo tengamos que pagar unos cuantos. Repito, ya basta y no tengo consciencia de hacer demagogia fácil.
Que una parte del mundo al que estábamos acostumbrados se desmorona, es cierto. Que hemos de cambiar de gafas también y hablo muy a menudo del cambio de paradigma porque muchas cosas nunca serán igual que antes y que hemos de tomar cartas en el asunto se me aparece cada vez como más evidente porque de no hacerlo estamos dando la razón a los que nos desacreditan, nos insultan y nos empobrecen. Ni me lo merezco ni nos lo merecemos y por esto creo que hemos de actuar, hemos de tomar el protagonismo como personas y buscar nuestro lugar en la nueva realidad que se nos viene encima a pasos agigantados.
Pensando en todo esto me viene a la memoria un fragmento del libro de Viktor Frankl “El hombre en busca de sentido” (Ed. Herder, Barcelona 2004) en el que nos habla de la apatía. Frankl, supongo que muchos lo sabéis, fue un psiquiatra que sobrevivió a la barbarie de los campos de concentración nazis gracias a encontrar algo transcendente por lo que luchar durante su cautiverio. Nos cuenta que uno de los resultados de la situación de insultos y vejaciones a la que estaban sometidos los presos era la apatía. “La apatía,…, actuaba como mecanismo inevitable de autodefensa. La realidad se desvanecía ante nosotros, el mundo emocional se amortiguaba, y todos los esfuerzos se concentraban en una sola tarea: conservar nuestra vida y la de los camaradas amigos. Cuando la noche caía y los prisioneros-como rebaños- regresaban al campo desde sus lugares de trabajo, con frecuencia se escuchaba un respiro de alivio y un susurro: “Menos mal, vivimos otro día más””.
Salvando las distancias en el tiempo y en la tragedia, cuando recordaba el párrafo que acabo de transcribir me entraba el temor de que si no reaccionamos con fuerza, contundencia y, por que no, rabia corremos el riesgo de convertirnos en apáticos. Y si nos instalamos en esta nefasta zona de confort la salida será difícil. ¿Nos vamos a dejar atrapar en esta trampa?
De esto podemos acabar siendo culpables.
Salvando las distancias en el tiempo y en la tragedia, cuando recordaba el párrafo que acabo de transcribir me entraba el temor de que si no reaccionamos con fuerza, contundencia y, por que no, rabia corremos el riesgo de convertirnos en apáticos. Y si nos instalamos en esta nefasta zona de confort la salida será difícil. ¿Nos vamos a dejar atrapar en esta trampa?
De esto podemos acabar siendo culpables.
Jordi Collell / Coach y Asesor de marca personal
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Estoy totalmente de acuerdo. Como dijo el mismo Victor Frankl “La última de las libertades humanas es la libertad de elegir la actitud personal ante cualquier situación determinada”, y yo elijo levantar la cabeza bien alto, ser positivo y optimista y afrontar la situación actual con pasos fuertes y decididos, cortos, pero siempre hacia adelante. No podemos permitir que nadie nos aplaste ni nos eche culpas, y aunque hubieramos tenido alguna, el pasado pasado está, actuemos sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro que es lo que está en nuestras manos. Es mi opinión.
Un saludo
Totalmente de acuerdo en todo. Lo peor no es sólo que muchos de nosotros no somos culpables de la situación ni nos endeudamos por encima de nuestras posibilidades, lo peor es que nos hagan creer que somos los culpables y que tenemos que pagar los platos rotos. El mundo no se desmorona, cambia… y este cambio tiene una factura. No podemos aceptar esta factura.