Cómo dejar huella con una buena historia

¿Eres capaz de contar quién eres, de dónde vienes y qúe te mueve en un relato corto, que llegue y que además genere interés? Bienvenido al mundo del storytelling.

Cuando era pequeña recuerdo lo mucho que me fascinaba escuchar a mi madre cada noche contarme un cuento. Atenta y casi sin parpadear disfrutaba de cada palabra, esperando a saber cuál sería el desenlace. Lo que en mi infancia eran princesas y cuentos de hadas hoy son personas/profesionales con vivencias y experiencias reveladoras. Una de las cosas que más me gustan de trabajar en marca personal es precisamente oír las historias que cada uno los clientes de soymimarca guarda detrás de un CV de varias páginas.

Y es que el poder de una historia es algo casi mágico, en ocasiones te atrapa. Y por si aún no te he convencido, aquí tienes algunas razones por las que debes empezar a contar al mundo cuál es la tuya.

– Algunos estudios neurológicos revelan, que a pesar de la evolución humana, nuestros cerebros siguen haciendo referencia a la historia para buscar sentido a aspectos actuales. Además, algunos científicos han demostrado que las ideas y las historias conectan en nuestro cerebro más rápido que la lógica y el análisis.

– Las historias son universales. Traspasan las fronteras culturales, de idioma, sexo y edad.

Conectan personas con personas. Las historias unen, crean lazos y conectan emocionalmente a las personas que las cuentan con las que escuchan.

– Una buena historia motiva, ilusiona y revela un mensaje oculto pero envuelto en bonitas palabras que llega directo al corazón.

Y es que ahora más que nunca, en una sociedad en la que no paramos de enviar y recibir información, llamar la atención no resulta una tarea fácil. Y la única forma de hacerlo es con una buena historia. Y si además lo haces de forma creativa – como en el caso de la imagen de este post – aún mejor. Eso sí deja marca.

0 comentarios en «Cómo dejar huella con una buena historia»

  1. Hola Alexia.

    Gracias por el artículo.

    Desde siempre me han gustado las historias. De pequeño mi abuelo me contaba historias de cuando el era joven, de la post-guerra, de como había que luchar para sobrevivir. A mi me encantaban esas historias.

    Ahora me voy haciendo mayor, y eso que tengo poco más de 30 años, y a mi también me gusta contar historias, cuando tengo ocasión.

    Toda mi vida he sido un trabajador responsable, inquieto, y con ganas de prosperar y ayudar en cada una de las empresas con las que había colaborado. Por unas circunstancias o por otras, terminé saliendo de todas, por mi propio pie, principalmente porque sentía que mi trabajo, mi esfuerzo y mi ilusión no eran valorados en su justa medida ( y no hablo solo del tema económico )

    Hace un tiempo. Algo más de un año, conocí y comencé a trabajar con una empresa que, sentía que era diferente. Una empresa social, 2.0 y que además predicaba con el ejemplo. En todas y cada una de mis esporádicas colaboraciones me sentí valorado, recompensado e incluso querido. Por todo esto, y porque es lo que he hecho toda mi vida en cada una de las empresas en las que he trabajado, di todo lo mejor de mí; puse todo mi esfuerzo y mi ilusión por hacer las cosas lo mejor que se.

    Después de una primera etapa muy buena de bastante trabajo, la relación pareció enfriarse poco a poco, la época de agradecimiento, valoración y confianza, fue dando paso a un desplazamiento, hasta que finalmente esta relación se rompió y dejamos de colaborar.

    No se si existe una moraleja para esta historia, aunque mi moraleja es la siguiente.

    Cuando comiences un proyecto, pon lo mejor de ti, todas tus ganas y toda tu ilusión, y a medida que el proyecto avanza, ponle más ilusión cada día. Verás como las cosas seguro que salen bien.

    Un saludo Alexia, y gracias de nuevo por el artículo.

    Responder

Deja un comentario