De nuevo en casa

Las vacaciones han pasado como un susurro y ya estamos de nuevo en casa. Hace muy poco nos preguntábamos que pasaba con nuestra marca personal cuando nos íbamos de vacaciones y ahora, de vuelta, la respuesta seguramente sea menos relevante. Ha vuelto la normalidad y nuestra marca sigue aquí porque lo creamos o no un mes no representa nada y la gestión de nuestra marca personal no es un proyecto con enfoque terminal si no un trabajo del día a día.

personalbranding_autoconocimiento_soymimarcaEspero que hayáis disfrutado del periodo de asueto volviendo con las baterías recargadas para iniciar una nueva temporada y con el depósito de buenos propósitos lleno hasta el rebosadero. Septiembre es tradicionalmente un mes de puesta en marcha, programación, materialización y voluntad de cambio, lo que hagamos o dejemos de hacer puede ser que tenga consecuencias durante todo resto del año. Y es que para muchos de nosotros el año empieza en septiembre y acaba en julio, como en el cole, estemos o no relacionados con el mundo docente.

De las reflexiones y decisiones estivales vale la pena separar el grano de la paja para pasar a la acción si atolondramientos pero sin pausas y de manera segura.

Sea cual sea nuestro punto de partida el primer punto a abordar escomo mejorar y continuar gestionando nuestra marca personal. Es el momento de poner en limpio nuestro arsenal de conocimientos, talentos y habilidades para seguir poniéndolos a disposición de los demás porque siempre hemos de tener muy presente que nuestra marca personal si no está al servicio de los que nos rodean carece de sentido.

Antes de proceder a ningún cambio o compromiso redefinamos nuestro modelo personal de negocio y de vida insistiendo en nuestra propuesta de valor, a las personas a las que se la ofrecemos, el tipo de relaciones y roles que queremos tener, las alianzas que necesitamos y finalmente como lo materializamos en una oferta concreta y esto vale tanto para la vida personal como para la profesional.

Los cambios deben ser muy ponderados porque siempre marcan un punto de inflexión e implican renuncias. Un cambio se debe abordar con mentalidad de explorador, sabemos de donde partimos pero ignoramos hasta donde llegaremos. ¿Estamos realmente dispuestos a asumir la incertidumbre del descubrimiento o preferimos quedarnos en terreno seguro aunque menos emocionante?

Si la cosa va de aumentar habilidades volvamos a inventariar nuestros talentos retomemos consciencia de aquello en lo que de manera innata somos buenos y que lo que incorporemos sea una puntal y una palanca de lo que ya tenemos. Un cambio no puede tirar por la borda el acerbo acumulado.

Seamos pacientes, tenemos un año un año por delante y correr no nos llevará a nuestro destino con mayor rapidez porque no se trata de fijar velocidad si no conseguir solidez en el rumbo.

Finalmente valoremos si la inversión que vamos a hacer tendrá su retorno adecuado porque cualquier nuevo planteamiento es una inversión en esperanza, en tiempo, en aprendizaje, en oportunidad y en dinero. preguntémonos siempre cómo sabremos que vamos por el buen camino y que no nos hemos desviado o dormido en los laureles.

Y sobre todo, no hagamos el camino solos. Contemos con los profesionales que nos pueden echar una mano para conseguir que nuestros buenos propósitos se consigan y marquen la diferencia.

Buen viaje y mejor suerte en este año que ahora empezamos.

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