Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.

Hace más de 500 años, en el canto III de la Divina Comedia su autor Dante Alighieri, situaba esta frase lapidaria en la puerta de entrada al Infierno.

Si Dante la reescribiese, podría situarla en la puerta de las oficinas de empleo, o en la de determinadas empresas. Porque para muchos estar desempleado o ir a trabajar, se ha convertido en un infierno sin esperanza del que no saben cómo salir.

Ahora bien, la Divina Comedia es un canto a la esperanza y a la fe; que empieza de forma impactante con un verso que todos podríamos recitar en algún momento de nuestra existencia:

A mitad del camino de la vida,

en una selva oscura me encontraba

porque mi ruta había extraviado.

Y continúa con el relato del viaje que Dante inicia atravesando la puerta del Infierno, en la que lee la emblemática frase, y en el que está acompañado por el poeta Virgilio que actúa como guía, y al que Dante considera su maestro.

 

A lo largo del camino Virgilio va respondiendo a las preguntas que Dante le hace, le explica lo que se van encontrando, le orienta y le cuestiona sobre las alternativas. De esta forma atraviesan el Infierno, continúan por el Purgatorio hasta llegar al Cielo.

 

Una versión actualizada de la Divina Comedia la podríamos explicar utilizando un proceso de marca personal en el que conscientes de que nos hemos extraviado, decidimos hacer un viaje hacia nuestro propio futuro que podemos hacer solos, o mejor acompañados de un guía que también haga de maestro.

Tendremos que cruzar un Infierno en el que encontraremos muchos que no quieren salir de él, pasaremos por un Purgatorio hasta llegar al “Cielo de nuestra Marca Personal”.

¿Has decidido que quieres hacer este viaje?

Pues entonces, búscate un guía, empieza a caminar y derriba la puerta de tu Infierno.

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