Marca personal y epitafio… ¿Dejarás que lo escriba otro?

¿Por qué permitimos que nuestro epitafio lo escriban los demás? ¿No te gustaría escribirlo a ti? ¿Existe un destilado de marca personal más grande que un epitafio?

Lo cierto es que cuando leo las necrológicas de los periódicos no puedo dejar de pensar en que el finado jamás hubiese escrito ese epitafio tan soso, a veces tan falso y a menudo tan «políticamente correcto».

Entonces llego a una conclusión: No tenemos el control de nuestra marca personal. Permitimos que sean otros los que hablen por nosotros, los que nos despidan de este mundo. Y eso, queridos lectores, no es justo.

Si eres un tipo extrovertido, chistoso, abierto, mereces un «cierre» acorde con tu marca. Sé que es falso, pero el supuesto epitafio de la tumba de Groucho Marx de «Señorita, perdone que no me levante» hubiera sido coherente con la marca del gran Groucho.

Mi conclusión mientras escribo esto, en la bonita ciudad de Praga, a -18ºC, es que los epitafios deberían estar escritos en primera persona; solo así sabríamos que son auténticos, que fueron escritos por el muerto. Hay buenos ejemplos:

  • Soy escritor pero nadie es perfecto. Billy Wilder
  • Ya decía yo que ese médico no valía mucho. Miguel Mihura
  • Si no viví más, fue por que no me dio tiempo. Marqués de Sade
  • Si queréis los mayores elogios, moríos. Enrique Jardiel Poncela
  • Ich habe es versucht (Lo he intentado). Willy Brandt
  • No digas más. Eric Idle (Monty Pyton)
  • That’s all folks (Eso es todo amigos). Mel Blanc, actor de doblaje
  • The game is over. Grafitti en un cementerio de Bogotá
  • Libre por fin. Libre por fin. Gracias Dios Todopoderoso. Soy libre por fin. Martin Luther King

Ahora viene el reto, un auténtico ejercicio de puro branding personal: ¿Qué escribirías tu en tu epitafio?

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