Es que a mi venderme me cuesta mucho
Ponerse a vender lo que uno hace todavía provoca en muchas personas animadversión, desasosiego y, como no, estrés. Se suele saldar con un es que a mi venderme me cuesta mucho y nos damos cuenta como un sudor frío recorre la frente de nuestro interlocutor. Y aunque no seamos plenamente conscientes nos pasamos la vida persuadiendo a nuestros padres para que nos dejen hacer algo, convenciendo a nuestros amigos para las cosas más diversas, intentando que nuestros profesores se crean nuestros argumentos, demostrando que somos los mejores para un puesto de trabajo, colocando nuestros servicios en los entornos que hemos escogido. Vendemos constantemente sin darnos cuenta, de manera natural y sin ruborizarnos lo más mínimo.
Vender es una manera de influir para conseguir que alguien se desprenda de algo que tiene a cambio de algo que tenemos nosotros como nos cuenta Daniel Pink en su libro Vender es humano y según un trabajo que cita este autor esta actividad ocupa un 40% de nuestro tiempo, casi nada.
Vender sugiere malos presagios porque vendemos nuestra alma al diablo, nos vendemos por cuatro cuartos al mejor postor o, todavía peor, dejamos vendidos a nuestros amigos aunque en realidad también significa traspasar la propiedad de algo a cambio de un precio o conseguir mayor aceptación social cuando decimos que una idea vende.
Cuando nos referimos a nosotros mismos parece que pesan más las definiciones negativas que las positivas y ya va siendo hora de que demos la vuelta al asunto no sea que acabemos quedándonos a dos velas y, lo peor, con los bolsillos vacíos.
En primer lugar nosotros no nos vendemos, no estamos en venta, yo por lo menos no lo estoy y lo que vendemos son nuestros productos o los servicios que ofrecemos. No vendemos personas, vendemos productos o servicios.
En marca personal desarrollamos nuestro modelo de negocio comenzamos definiendo nuestra propuesta de valor porque sabemos que si no ofrecemos a los demás algo valioso para ellos no iremos a ninguna parte. De la propuesta de valor se derivan los productos o servicios que ofrecemos a nuestro público objetivo. Y como nos explica Marcos Álvarez en su libro Voy a venderlo todo el buen vendedor encuentra productos para sus clientes y los demás buscan clientes para sus productos.
Estamos pues ante una nueva manera de enfocar la acción de vender, un nuevo paradigma, que va de vender lo que tengo a vender lo que necesitas, de yo te muestro a tu me cuentas y de convencer a secas a conocer lo que te hace falta para coopera. Y son los demás y sus necesidades los que van por delante.
Vender es inicialmente un acto de empatía con nuestros clientes potenciales y si hasta ahora no nos hemos sentido cómodos o las ventas no nos han ido como hubiéramos deseado quizás haya sido porque nos hemos puesto nosotros por delante sin escuchar. Si es así cambiando nuestro enfoque conseguiremos que desaparezca la mal consciencia y que las ventas fluyan con naturalidad. ¿Lo pensamos?
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
Que satisfacción me da encontrar conceptos de un experto que concuerdan con los míos. Absolutamente todo lo mencionado respecto a la venta, y su evolución en el tiempo como también lo relativo a proceso connatural a nuestro ser, está perfecta y simplemente expuesto por Ud. Profesor.