Las fronteras de tu marca personal
Para dejar huella en el corazón de los demás, que es el objetivo final de toda marca personal, no vale todo, existen fronteras que no es conveniente rebasar. Los que nos rodean nos ven y nos sitúan dentro del territorio que nos es propio, que nos hace fuertes, diferentes y memorables, enrocarnos en su interior nos fosiliza y abandonarlo de manera improvisada nos volatiliza. ¿Cuáles son los límites de nuestra marca personal?

Nuestra identidad y su hoja de ruta definidas en la misión, visión y valores son nuestra tarjeta de presentación que se resume en un mensaje claro y entendedor. Preservar la propia identidad de intrusiones indeseadas que puedan dañarla y, en el límite destruirla, es una tarea que requiere atención, escucharse a uno mismo y una enorme capacidad de autocrítica y humildad. Nuestro territorio es objetivo permanente de envites foráneos y todos estamos expuestos a ellos porque somos seres sociales, porque no vivimos aislados y porque sin la referencia e interacción de los demás no seríamos marca.
Definir nuestras propias fronteras no es fácil y en la mayoría de las situaciones nos damos cuenta de que algo no funciona cuando realmente no va, somos poco precavidos, no tenemos el hábito de ser previsores. Recuperar las posiciones perdidas es costoso y a veces doloroso porque puede representar rupturas, pérdidas, distorsiones y dinero.
Con tres ejemplos basados en experiencias recientes, anónimos por motivos de rigor profesional, lo entenderemos mejor.
La pareja, la nuestra, la de cada cual, es una parte importante de la hoja de ruta, constituye una de las opciones personales básicas. Con ella crecemos, tenemos hijos, perfilamos proyectos y la definimos como elección a largo plazo. Al ser cosa de dos se mueve en nuestro territorio de frontera porque está expuesto constantemente al exterior. Es fácil, sobretodo en las personas que tienen un carácter abierto o una actividad basada en las relaciones sociales, encontrarse en situaciones en las que uno se debe dar a conocer o hacer un esfuerzo para comprender a los demás y es aquí donde la exposición implica tener detectores de atención a punto y en buen estado de uso. Encontrar a alguien interesante, con una visión del mundo sugerente, complementando alguna carencia propia puntual no es difícil y hasta frecuente. El café de un día que se convierte en varios cafés, las confesiones personales más allá de lo que es profesionalmente o funcionalmente necesario, comidas en lugares cada vez más privados, mensajes por los canales multimedia pueden llevar sin uno darse cuenta a situaciones que ponen en peligro la existencia de la propia pareja. ¿ Cuales son tus límites que no debes en ningún caso rebasar?
El trabajo, sea por cuenta ajena o propia, consolida nuestra aportación a la sociedad, nos permite desarrollar habilidades profesionales que nos posicionan, nos da el fuelle económico necesario para sobrevivir y, como su producto va dirigido a alguien externo, se sitúa en territorio de frontera. Como los tiempos andan revueltos y hay que ir a por todas por aquello de mejor tener los huevos repartidos que en una sola cesta resulta poco complicado aceptar más tareas de las que realmente podemos hacer porque la cosa está tan mal que quien se atreve a decir no a alguien con ganas de contar con nosotros. Un encargo tras otro que se acumulan y que encadenan excusas cada vez más sofisticadas, el tiempo libre ocupado permanentemente en intentar acabar lo inacabable y que deteriora las relaciones personales y sociales, la desazón, el malestar y el disgusto por no llegar a donde nos hemos comprometido afectan a la autoestima y la salud física y emocional. ¿Cuáles son los límites que nunca debes rebasar?
La visibilidad, si no te ven no existes, es la parte descubierta del iceberg de la marca personal y por derecho propio se sitúa en territorio de frontera. Todos necesitamos ser visibles y tener un buen posicionamiento en los marcadores porque en el mundo tan global en el que nos movemos se hace imprescindible llegar a todos los lugares. Inflar las habilidades en los perfiles de las redes sociales, mencionar como clientes y casos de éxito a personas y empresas con las que se tuvo contacto en ocupaciones anteriores que no tienen nada que ver con la actual, lanzar opiniones atrevidas e innovadoras leídas por ahí como si fueran de cosecha propia y tantas cosas más, nos acaban convirtiendo en algo visualmente atractivo que se derrite progresivamente en cada contacto en el mundo real en el que se ponen a prueba las habilidades y la influencia reales. Y al final se acaba consiguiendo lo contrario de lo que se perseguía con un alto costo en esfuerzos y recursos para reorientar la situación. ¿Cuáles son los límites que nunca debes rebasar?
Poner límites, y más aun ponérselos, no gusta en general y siempre que hablo de este tema alguien arruga la ceja porque hay una creencia muy extendida que lo relaciona con la falta de libertad. Nada tan lejos de la realidad. Preservar la integridad de los compromisos, de los proyectos y de las metas a alcanzar refuerza las decisiones que un día se tomaron y permite gestionar la vida y la marca. Y no olvidemos que la gestión de la marca personal es ante todo un acto de libertad.
Asesor de marca personal y socio de Soymimarca / Profesor Asociado en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) y Director del Posgrado en Personal Branding en la Facultad de Comunicación Blanquerna (URL) / Economista (UAB). / PDD & MBA (IESE Business School & The University of Chicago). / Coach titulado (University of Texas, Dallas). Miembro de AECOP. / Miembro certificado de la International Coach Federation ( Associate Certified Coach). / 25 años CFO,CEO. Co fundador del Grupo Sintax Logistica.
La serie de reflexiones que haces últimamente, Jordi, es inspiradora y profunda. Responsabilidad, fidelidad, y ahora los límites… Tenemos mucho que autoanalizar y más nos vale ser sinceros con nosotros mismos, y de paso con los demás, si queremos que la vida no nos de más palos de los necesarios.
Los tres ejemplos que pones hoy dan para comentar un buen rato. La pareja está claro que tiene mucho que ver con nosotros y nuestro plan de marca personal, más que nada porque si queremos seguir manteniendo un futuro en común, más allá de las tentaciones que comentas, nuestras decisiones de carrera, cambio o mantenimiento de trabajo, visibilidad e incluso un posible éxito de la misma influirán mucho en las dinámicas de la pareja.
Pero por hoy me quedo con la visibilidad y el trabajo. En estos tiempos de miedos (reales o ficticios) y falta de trabajo (real o ficticia) hace falta ser sincero y humilde. Venderse bien y resaltar nuestras cualidades es necesario, pero cuando se exagera correremos el riesgo de perder toda nuestra fuerza cuando en la práctica alguien descubra que nos somos tanto ni todo lo que decíamos. Me hace pensar en todos los que se erigen en gurús de algo. ¡Qué miedo! ¿Se puede realmente ser gurú de algo por muy experto que se sea, no hay siempre algo que aprender, algo en lo que con sinceridad habríamos de reconocer que cojeamos? Humildad y sentido común es lo que a veces falta. En el fondo, tampoco es tan malo, creo, reconocer que hay cosas que aún estaños aprendiendo, y que las que han de surgir en el futuro estaremos dispuestos a aprenderlas.
Gracias Celia por tu comentario y celebro que encuentres las reflexiones inspiradoras. Comparto completamente tu visión sobre la humildad que es un atributo para toda marca personal que quiera ser perdurable. La humildad es un antídoto contra el anquilosamiento ya que ayuda a tener la mente abierta al aprendizaje y al cambio