El gran error que cometen a menudo muchos head hunters es que contratan emprendedores y no espíritu emprendedor. Y hay una gran diferencia. Yo puedo manifestar que soy emprendedor. Y también que soy guapo. Pero la realidad es la que es, y a veces, del dicho al hecho hay un trecho.
Hace un par de semanas leí un excelente artículo aparecido en HBR, en que el consultor Chris Smith alerta de la gran diferencia entre lo que aparece sobre nosotros y lo que nosotros manifestamos. Pero Smith se centra en su experiencia como consultor y head hunter.
Hoy prefiero apuntar algunas claves que podrían configurar el espíritu emprendedor. Muchas son puro sentido común, aquí están:
Foto: Pinterest Estar dispuesto a fracasar. Nuestra cultura latina entiende el fracaso como un tabú, como un punto final. Si alguien tuvo un negocio fallido, será difícil que bancos, business angels o inversores privados confíen en esa misma persona para un nuevo proyecto. No se dan cuenta de lo mucho que ha aprendido gracias a su fracaso. Tiene una experiencia excelente, que le advertirá de peligros conocidos cuando emprenda de nuevo.
- Estar dispuesto a triunfar. Puede parecer una obviedad, pero no todo el mundo está preparado para gestionar el éxito con eficacia. Y si no que se lo pregunten a tantas empresas, grupos musicales y equipos deportivos que se han desmontado apenas han llegado a la cima. Se necesita una buena dosis de autoconfianza, haber soñado o visualizado un camino inexplorado, una ruta hacia un caladero lleno de peces.
- Olvidarte de la mitad de tu DAFO. El análisis de debilidades-amenazas-fortalezas-oportunidades (también conocido como SWOT o FODA) no tiene que convertirse en una terapia empresarial para arreglar desperfectos. Hay que «venirse arriba» con las fortalezas y oportunidades. Ese el el camino. Cuando estemos en marcha, ya nos preocuparemos de las amenazas. Y las debilidades, ni tocarlas, son las que nos diferencian de un robot, las que nos humanizan.
- Estar dispuesto a «currar». El esfuerzo es un denominador común de todas las personas con espíritu emprendedor. Sin esfuerzo puedes llegar arriba si eres un especulador (en el peor sentido), un estafador o alguien que trafica con influencias. Pero la mayor parte de seres humanos está dispuesta a asumir que habrá que trabajar duro para levantar un proyecto, una idea, un negocio. Y aquí no se trata de trabajar 12 horas diarias, no es un problema de cantidad, sino de intensidad. El espíritu emprendedor no descansa los sábados ni domingos. Puedes estar paseando, corriendo o viendo un partido de básket y de repente -zas- , te llega una idea, una inspiración que no puedes dejar de anotar con urgencia en un papel o en tu smartphone.
- Tener una mente abierta. Aunque quieras ser fiel a una idea, la idea de la que surge el proyecto, el negocio, necesitas entender que todo cambia y que a veces hay que ser flexible a los procesos que requieren virar la nave. El proyecto inicial de Soymimarca estaba dirigido a reforzar el branding personal de los estudiantes universitarios, un colectivo muy necesitado de estrategia personal. Al reunir a algunos grupos de estudiantes nos dimos cuenta que el proyecto funcionaría muy bien como ONG, pero no como negocio.
- Estar apasionadamente enamorado del proyecto. Solo así se entiende que tantas personas con espíritu emprendedor pasen horas y horas trabajando 24x7x12 sin pestañear. Las endorfinas se encargan de mantener la vela encendida, en algo que va más allá del interés personal, el dinero o la idea del éxito: es la pasión por el proyecto, un impulso parecido al de dos personas locamente enamoradas.
- Tener sobre la mesa un Business Plan. Puede parecer un trámite administrativo, pero el Business Plan es más útil de lo que parece, ya que obliga a fijar objetivos, estrategias, costes, previsiones de ingresos y a disponer de herramientas de evaluación continua. Es posible que al cabo de un año el BP ya no sirva, que el contexto haya cambiado. No hay problema, se hace otro.
- Tener los ojos muy abiertos. Mostrar inquietud, estar permanentemente dispuesto a aprender cosas nuevas. Saber distinguir el grano de la paja. Aquí no se trata solo de lo que hemos aprendido mediante la educación, sino de seleccionar entre los miles de mensajes que pasan cada día por delante nuestro cuáles nos pueden ser verdaderamente útiles. No es fácil, requiere práctica y mucha voluntad.
- Pensar a lo grande. A veces los árboles no nos dejan ver que el bosque es muy grande y está lleno de oportunidades. En este punto vale la pena hacerse la pregunta: Lo que yo haga ¿ayudará a cambiar el mundo? ¿contribuirá a mejorar la economía de mi área geográfica? ¿conseguirá salvar vidas o mejorarlas?. A veces puede costar el mismo esfuerzo poner en marcha un proyecto para 5.000 que otro para 3 millones de personas. Muchos de los negocios que han tenido éxito en los últimos años se basaban en precios de venta y márgenes muy bajos pero pensando en mercados muy grandes. Mirad si no el caso de la app Angry Birds; es lo que se conoce como «the long tail«.
- Estar dispuesto a conocer a gente nueva. Algunos prefieren el término networking, pero al final se trata de vencer la pereza de asistir a actos, intercambiar tarjetas, buscar personas en las RRSS… Sin público no somos nadie, y aunque una parte de los contactos se acercará a nosotros si creamos buenos contenidos, al resto hay que ir a buscarlo. Tirar la red es la acción, pero antes hay que asegurarse que el caladero tiene los «peces» que buscamos.
- Ser constante, tener paciencia. Suelo repetir que Roma no se construyó en un día. Un proyecto que cuaje requiere tiempo, pero sobre todo requiere constancia, perseverancia. Quien la sigue la consigue, dicen, así que vale la pena marcarse rutinas, disciplinas que nos ayuden a superar los pequeños obstáculos del camino. Llevar una buena brújula siempre nos ayudará a llegar a buen puerto.
Si tienes espíritu emprendedor estoy seguro de que apuntarías alguna clave más. Te invito a hacerlo, será un placer completar esta bitácora.
Consultor, formador y conferenciante sobre personal branding.
Socio fundador y Personal Brander en Soymimarca.
Convencido de que todo deja marca, ayudo a humanizar empresas y ayudo a profesionales a proyectar su marca para lograr sus objetivos.
Además de Soymimarca, soy socio en Integra Personal Branding México, y Director de Branding en Omnia Branding.
Profesor en ISDI, en el EMBA de IESE. Publicitario colegiado, master en Mkt y estudiante de grado de Humanidades (UOC).
Mi ADN está formado por experiencias en Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
guillemrecolons.com
¡Hola, Guille!
Estoy de acuerdo con todo, menos con el centrar nuestro análisis en las fortalezas y oportunidades, y olvidarnos de entrada, de las debilidades y amenazas. No se trata de ser pesimista o negativo, pero analizar debilidades nos puede permitir convertirlas en una fortaleza y al ser conscientes de las amenazas existentes, podría incluir ayudar a descubrir nuevas oportunidades, ¿no te parece?
Muy bueno de resto. Lo comparto con gusto 😀
Hola Joel!
Estoy de acuerdo que hay que analizar debilidades, pero a menudo veo como muchos clientes se quedan anclados en este punto y no avanzan. Aparecen, por ejemplo, lagunas en formación; y entonces dedican meses y meses a completar esa formación sin antes haberse trazado una hoja de ruta.
Mi propuesta se basa en dejar la parte de debilidades para otro momento y apuntalar la estrategia de marca personal con las habilidades. En pocas palabras, evitar el famoso «la parálisis por el análisis».
Es una cuestión de tempo.
Mil gracias por escribir!
Un saludo
Hola, Guillem
Disculpa la demora en responderte. Como en tantas otras cosas, debe privar el balance. Es como la persona que dedica toda su vida a prepararse muy bien y estudiar mucho, y nunca consigue un trabajo (llevándolo a los extremos, claro está)
Estamos de acuerdo en el «evitar la parálisis por el análisis» 😀
Existen varias características que una persona puede tener para identificarlo con espíritu emprendedor desde: aprovechar oportunidades, tomar riesgos modrados, hasta persistir el lograr sus objetivos, pero pienso que la característica de poder crear y desarrollar círculos o redes con personas que puedan apoyar y hacer realidad ese emprendimiento es indispensable por la sinergía que se crea al sustituir mis debilidades con las fortalezas de otros.
También soy de la opinión que si no tengo espíritu emprendedor, lo puedo cultivar si realmente quiero cambiar mi forma de ser.
Hola Adolfo, en realidad hablas del networking como un elemento clave. Y lo es. Sin el networking no seríamos capaces de llegar a nuestro público objetivo. Gracias por tus consejos!
Son puntos fundamentales para ser un emprendedor exitoso, con ideales y objetivos claros. Siempre pensando en progresar y sin miedo a enfrentar nuevos retos.
Hola,
Enhorabuena y gracias!!
Sí, estoy de acuerdo en lo que comentas y me gustaría, en mi humilde opunión, ilusión en lo que deseas realizar. Es también una inyección necesaria, verdad?
Saludos!!
Muy buenas!!!! Me he encontrado con tu blog de rebote y la verdad es que me parece bastante interesante. Me siento super identificada con tu post.
Somos dos personas las que nos hemos decidido aventurarnos en este viaje de emprender, pero de las dos, yo llevo la parte emprendedora y mi chico la parte informática y de apoyo constante (algo completamente necesario para seguir con la idea). La verdad es que gracias a mi constancia y mi tenacidad, el estar creando sin parar, el apuntar todo en nuestro «Libro Gordo de Petete» jejejeje, nuestros brainstorming (divertidisimos por cierto, algo que recomiendo a todo emprendedor), estan logrando que la idea tome forma, verla viable.
Es verdad que hay que tener en cuenta nuestras debilidades, pero nuestras fortalezas son las que nos dan esa fuerza y esa seguridad para saber que podemos hacerlo, pero sobre todo hacerlo bien.
Gracias por tu post.
PD. Actualmente me encuentro relizando el Plan de Negocio, a ver que tal….
@mesenesn
Bien Mercedes, solo por el tono de tus palabras ya veo que llevas el espíritu emprendedor en las venas. Fortalezas al poder!
Un saludo y gracias por escribir