Mantener el hábito cambiando sólo la rutina, por @xaviroca1

ERES TUS HÁBITOS

Arranca el otoño y la mayoría de personas acabamos las vacaciones y volvemos a nuestra actividad habitual. Es, junto con el cambio de año, el momento donde más personas optamos por realizar buenos propósitos. Suele ser habitual fijarnos grandes objetivos para el nuevo curso que empieza. Que si dejar de fumar, perder esos kilos de más que hemos ido ganando, hacer ejercicio de forma regular … Y tantos otros propósitos que en la mayor parte de los casos acabarán desgraciadamente en nada. La mayoría de los cambios que queremos alcanzar tienen que ver con nuestros hábitos. Y los hábitos no son más que los resultados de las acciones que repetimos frecuentemente de forma inconsciente.

Para cambiar nuestros hábitos es necesario, en primer lugar, entender cómo funcionan.

Los científicos han descubierto que todos los hábitos siguen siempre el mismo círculo: señal – rutina – recompensa. El aspecto más fácil de identificar es la rutina, es decir, el comportamiento que quieres cambiar. Luego hay que identificar algunas cuestiones mucho menos obvias: ¿cuál es la señal o el motivo que te lleva a hacer la rutina?

Y también, ¿cuál es la recompensa? Para descubrirlo, deberás experimentar un poco. Por ejemplo, si cada mañana sales 2 veces de la oficina para ir a comer algún dulce en la pastelería de la esquina (rutina), tienes que ver cuál es la motivación real de esta rutina. Puede que necesites azúcar o alimento, que tienes que distraerte o quizás quieres hacer algo de vida social. Una vez tienes clara la rutina que quieres cambiar, tienes que experimentar con la recompensa. Las recompensas son poderosas porque satisfacen nuestras motivaciones.

Pero el problema es que muchas veces no somos conscientes de cuáles son los auténticos motivos que dirigen nuestros comportamientos. Para descubrir estas auténticas motivaciones, debemos experimentar con diferentes recompensas. Cada vez que sientas el estímulo que te lleva habitualmente a ejecutar la rutina que quieres cambiar, intenta generar otras rutinas, las que sean. Y prueba diferentes alternativas que te ayudarán a entender realmente qué motivación mueve tu comportamiento. Una vez hayas realizado este comportamiento alternativo, no habitual, tienes que esperar 15 minutos y ver si todavía estás motivado por la rutina habitual.

En caso de que sigas motivado a realizar la rutina habitual, querrá decir que con la rutina alternativa no has satisfecho la motivación original que tenías. Tienes que probar comportamientos alternativos hasta que des con la motivación real que impulsa tu acto. Probando alternativas diferentes entenderás perfectamente cuál es la motivación real que mueve el hábito que quieres cambiar. Una vez identificada esta motivación, piensa de qué forma la puedes satisfacer con una rutina diferente. Empieza a implementarla.

Tienes que mantener el hábito pero cambiando sólo la rutina. Si tienes cierta perseverancia será más fácil decir adiós a la rutina habitual y establecer la nueva rutina. Resulta muy difícil dejar atrás hábitos, es mucho más fácil mantenerlos y retocar la rutina habitual por una nueva rutina que te permita satisfacer tus necesidades. Otro consejo es que selecciones pocos hábitos a cambiar. Cuanto menos hábitos quieras mejorar más fácil será que concentres tus esfuerzos y por lo tanto, que consigas tus objetivos.

Desafortunadamente no hay recetas fáciles para mejorar nuestros hábitos. Entendiendo cómo funciona el círculo de los hábitos y sustituyendo la rutina habitual (la que quieres cambiar) por una rutina alternativa es el camino más directo para conseguir nuevos hábitos. Porque como decía Aristóteles, «Somos lo que hacemos repetidamente, por lo tanto, la excelencia no es un acto, es un hábito».

Imagen: Jason Briscoe / Unsplashed

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