Hay una discusión encendida en el entorno profesional sobre si un experto debe presentarse a si mismo como experto o es mejor que relegue esta función en los demás.
Yo distinguiría, para evitar errores de interpretación, al especialista del influencer y del experto.
Especialista: tiene que ver con las competencias hard, las del conocimiento, y es una opción muy aconsejable para distinguirse del generalista y aportar valor añadido. Ejemplos claros los tenemos en el entorno médico, el legal, el de comunicación o las ingenierías. Un especialista no tiene porque ser un influencer ni un experto, pero puede llegar a serlo.
Influencer: tiene mucho que ver con las competencias de comunicación (soft). Son personas cuya forma única de explicar las cosas las sitúa en el centro de atención mediática, ya sea en su propio entorno profesional o en otros ajenos. Suelen utilizar muy bien los recursos de comunicación. Pueden ser o no ser especialistas y expertos. Si no son una cosa ni la otra, muchos los pueden ver como vendedores de humo.
Experto: tiene relación con la excelencia y el valor que se aporta a los demás. Es una mezcla de competencias hard y soft, y goza del reconocimiento de su profesión como referente. No tiene por qué estar relacionado con las dotes de liderazgo de la persona, pero desde luego, el liderazgo emocional ayuda. El branding tiene mucho que ver con el experto, ya que suelen ser terceras personas quienes etiquetan a alguien como experto. El experto puede ser o no ser especialista o influencer, pero es más fácil llegar a ser alguien con influencia si antes ha habido el reconocimiento experto.
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Entonces, ¿debería un experto presentarse como experto?
Expertos; haberlos, haylos. Pero personalmente no lo recomendaría, ya que acentúa el «yoísmo», algo no muy bien visto en nuestra era de valores 3.0. Autodenominarse «experto» o «gurú» puede indicar cierta falta de modestia, aunque es cierto que muchos expertos utilizan el verbatim de un tercero para colar en su mensaje lo de «gurú» o «experto».
En la cabecera web de William Arruda, utiliza una frase entrecomillada junto al autor de la misma para exponer su condición de «gurú».
Recordemos: primero la la acción y luego la comunicación
En cualquier caso, si no has logrado el reconocimiento de experto por parte de tu comunidad, venderte como tal sólo puede acelerar que te acaben considerando como un vendedor de humo. Recuerda: primero la la acción y luego la comunicación.
El papel del branding personal
Si lo que uno quiere es ser reconocido como experto debe poner en marcha una estrategia de personal branding y esperar que dé sus frutos tras un período de consistencia, buen fondo, buena forma y una buena red de contactos.
¿Gurú o bluff?
Para más información te recomiendo la lectura del artículo de Expansión «¿Gurú o ‘bluff’? Qué te convierte en verdadero experto profesional» publicado recientemente por Tino Fernández con colaboraciones de Andrés Pérez Ortega y mía.
Consultor, formador y conferenciante sobre personal branding.
Socio fundador y Personal Brander en Soymimarca.
Convencido de que todo deja marca, ayudo a humanizar empresas y ayudo a profesionales a proyectar su marca para lograr sus objetivos.
Además de Soymimarca, soy socio en Integra Personal Branding México, y Director de Branding en Omnia Branding.
Profesor en ISDI, en el EMBA de IESE. Publicitario colegiado, master en Mkt y estudiante de grado de Humanidades (UOC).
Mi ADN está formado por experiencias en Tiempo/BBDO, J.W.T., Bassat Ogilvy, Saatchi & Saatchi, Altraforma y TVLowCost entre otras.
guillemrecolons.com
Maestro, ya hemos compartido en twitter algo tal vez jocoso (pero muy pertinente) alrededor de este excelente post y las esencias que transmite. Recuerda la última coca-cola del desierto? De eso se trata! Abrazos!
Profesor, me parece excelente el símil con la última cocacola del desierto. Le agradezco enormemente su valoración del post. Un fuerte abrazo transatlántico!
Devuelvo centuplicado ese abrazo, MAESTRO! Seguimos adelante!